
Un matrimonio de Ames regala su vehículo de 40 años al comercial que se lo vendió y que lo restaurará para exposición en su concesionario de Dodro
09 mar 2025 . Actualizado a las 21:31 h.Esta es la historia de un vehículo de 40 años de antigüedad, pero también de la familia de Oca, en Ames, que lo adquirió en 1985 y del comercial que se lo vendió, Xaquín Pérez Duarte. Este último acaba de recibir en su establecimiento el que dice que es el mejor regalo que puede tener un profesional del sector: aquel coche, un Ford Orion de color rojo, con el primer motor a gasoil de la marca, matriculado un 15 de noviembre de 1985 y al que sus dueños, David Viaño y Regina Blanco, quieren darle una segunda vida, ahora en exposición, en vez de ir al desguace.
Todo comenzó en Talleres Castro, de Santiago, actualmente Gonzacar, el primero de la Península en pertenecer a la red de Ford, según explica Xaquín Pérez. Allí trabajaba él como comercial y allí le vendió el vehículo al matrimonio de Oca. Este lo utilizó durante cuarenta años e incluso en él aprendió a conducir su hija Silvia. Cuatro décadas después, «o coche anda, pero non está en condicións de seguir circulando tódolos días», coinciden en señalar Xaquín Pérez y Silvia Viaño. El comercial precisa que el dueño del turismo «é unha persoa seria e sempre lle gustou ter o coche ben», en alusión a tenerlo cuidado.
A la hora de deshacerse del vehículo, la familia se acordó del comercial que se lo vendió, con el que no llegó a perder el contacto en todos estos años y que regenta el concesionario y taller de la Ford en Dodro y uno de exposición en A Picaraña. Decidieron llevárselo y «darlle a última volta», cuenta Xaquín Pérez.
Así, tal y como consta en los documentos del vehículo, incluida la última ITV que tenía vigor hasta febrero pasado, recorrió 641.207 kilómetros, lo que supuso dar más de seis veces la vuelta al cuenta kilómetros, que en ese modelo se ponía a cero cada vez que llegaba a 99.999, según precisa el comercial.
Tiene, además, el primer embrague y en su día costó 1.471.000 pesetas, es decir, 8.840,888 euros. «Eran moitísimos cartos para a época, aínda que, quizais, tamén eran máis fácil de xuntar que hoxe», opina el titular del concesionario de Dodro, quien no puede esconder la emoción por recibir el coche y lo que ello supone para él como profesional: «Non hai maior agasallo nin recompensa. É o máximo», asegura.
Xaquín Pérez tiene previsto exponerlo en su concesionario de Dodro cuando lo restaure, aunque por ahora no puede hacerlo por la carga de trabajo del taller. «Coa cantidade de traballo que hai agora é imposible», señala.
La hija del matrimonio que era propietario del vehículo explica que su padre tenía 25 años cuando compró el coche. «Levaba moitos anos na nosa casa e, para nós, ten historia; eu aprendín a conducir nel e témoslle cariño», afirma Silvia Viaño. Añade que «nós somos de terlle apego ás cousas e non son catro latas, tráenos moitos recordos, algúns bos e outros non tanto, pero todos importantes porque, para empezar, pasaron moitas cousas para que meus pais puideran ter o coche».
Con cuarenta años y con el desgaste propio de tanto tiempo de uso, la familia de Oca decidió deshacerse del vehículo, pero no quiso que su fin fuese el desguace, sino darle una segunda vida, a poder ser, en exposición. Por ello, se acordaron de la persona que se lo vendió, Xaquín Pérez, de quien sabían su gusto por los coches y por tenerlos en exposición. «Pareceunos un bonito punto que el se quede co coche e que o expoña», cuenta la hija.
Así, la vida útil del Ford Orion del 85 se acabó con el último y emotivo trayecto de la familia desde Oca a Picaraña, y ahora le queda otra etapa en exposición en Dodro, de modo que, seguramente, sus antiguos titulares serán de los primeros en ir a verlo.

«Foi un regalo inesperado e non hai outro recoñecemento mellor»
A Xaquín Pérez el regalo del vehículo le hizo tanta ilusión que incluso llevó toda la documentación a un notario para que certificara que es la original, con la idea de enmarcarla. «Feliz, feliz», se declara el comercial de 60 años que trabaja en el sector desde joven. Abrió su propio negocio en 1995 en Santiago, y en el año 2000 lo trasladó a Dodro, donde también reside, además de sumar un establecimiento de exposición en el polígono padronés de A Picaraña.
«Non hai outro recoñecemento como este para un profesional do sector», asegura. «Foi un regalo inesperado e impensable e estou totalmente agradecido á familia por acordarse de min», cuenta el comercial, quien no lo dudó ni un momento y restaurará el vehículo para tenerlo en exposición, lo que emocionó especialmente a Regina Blanco.