Las mujeres que te cortan el pelo o enseñan a leer en casa cuando no puedes desplazarte

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

FRADES

El servicio de peluquería a domicilio del Concello de Frades se puso en marcha en el 2012 y desde hace un año y pico lo brinda la fradense Magali, de Peluquería O Pazo (en la foto de la izquierda, con una de los 22 usuarios que atiende). Y la estimulación cognitiva a domicilio comenzó en el 2023, se benefician 8 personas y dan las sesiones semanales dos psicopedagoga, Vanina y Lorena (a la derecha, con la mujer a la que enseña a leer).
El servicio de peluquería a domicilio del Concello de Frades se puso en marcha en el 2012 y desde hace un año y pico lo brinda la fradense Magali, de Peluquería O Pazo (en la foto de la izquierda, con una de los 22 usuarios que atiende). Y la estimulación cognitiva a domicilio comenzó en el 2023, se benefician 8 personas y dan las sesiones semanales dos psicopedagoga, Vanina y Lorena (a la derecha, con la mujer a la que enseña a leer). CEDIDAS

Lorena y Magali forman parte del servicio municipal de estimulación cognitiva y peluquería a domicilio que ofrece gratuitamente el Concello de Frades para mayores dependientes

18 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los miércoles Lorena Núñez se desplaza hasta Frades. Tiene una hora de viaje desde Valga, donde reside, aunque cada vez se le hace el camino más corto. Esta psicoterapeuta con más de 10 años de experiencia comenzó hace dos veranos a visitar a personas con un grado de deterioro cognitivo leve o moderado en sus propias casas, como parte de los programas que ofrece el Concello fradense para mayores con dependencia. Actualmente se benefician de ello 8 usuarios, que se ahorran unos 420 euros al año con estas sesiones de estimulación que reciben de forma gratuita.

«A xente é moi receptiva e está moi disposta a abrirche a porta do seu fogar. Eu nunca traballara en domicilios e pensaba que ía ser un pouco invasivo, pero todo o contrario, é moito máis próximo que facer un taller nun local social», indica Lorena, quien es una de las dos profesionales (junto con Vanina) encargadas del servicio. Las actividades varían en función de cada caso, explica: «Son bastante personalizadas e traballamos dende a atención ata a linguaxe, funcións executivas para organizar cousas, lectoescritura, cálculo... Hai xente coa que tes que facer tarefas moi simples, como clasificación por colores, e outra coa que tes máis marxe de manobra». Aunque si algo destaca la psicoterapeuta es la ilusión que todos ellos comparten «por facer cousas. Hai xente moi maior, cunha mobilidade moi reducida ou que vive no rural, que non pode desprazarse polos seus propios medios a outro lugar, e esperan que chegue o mércores coma se fóra un día de festa. Teño unha señora de 98 anos e a súa ilusión era aprender a ler ben. Practicamente non foi ao colexio e parte da sesión dedicámola á lectura. Estivo ingresada no hospital e, de volta na casa, faltáballe tempo para poñernos de novo a ler», comenta una profesional que ya ha forjado una relación muy próxima con todos los usuarios (tres hombres y cinco mujeres, todos de más de 70 años). «Se tomara todos os cafés ou doces que me ofrecen cando vou as súas casas quedaría empachada», comenta entre risas.

También destaca el cariño con la que la reciben Magali González Carnota, una peluquera de Frades que se encarga del servicio municipal de corte de pelo a domicilio, del que se beneficiaron el año pasado 22 usuarios (con un coste total para el Concello de 2.475 euros). «Yo llevo muy poquito, sobre un año y pico, porque antes estuvo otra compañera, desde que pusieron en marcha este programa [en el 2012] hasta que se jubiló», dice la profesional de la Peluquería O Pazo, quien lleva ejerciendo desde los 19 y va a cumplir los 43. Como Lorena, ella tampoco había trabajado antes a domicilio y reconoce que hasta ahora no había recibido un gracias o una sonrisa al ver los resultados tan gratificante como las que encontró en este tipo de servicios. «Son muy necesarios, más de lo que la gente se piensa. Hay gente que no tiene medios para moverse, muchos viven solos, y si no van las cuidadoras o los servicios sociales están muy abandonados... ni siquiera sabrían que tienen estos recursos a su disposición». Además, tener alguien con quien conversar un rato es un extra que, para algunos de ellos, vale tanto como el mejor corte de pelo.

Magali corta el pelo a domicilio tanto a hombres como mujeres, aunque ellas son mayoría. «En general superan los 80 años, son muy agradables y muy atentos. Siempre tienen el cabello ya lavado y listo para que yo se lo corte», subraya. En este caso, problemas de movilidad, incluso vértigo, están entre los motivos que dificultan que vayan hasta un salón: «A veces están en silla de ruedas, se sostienen con la ayuda de muletas o están encamados y los hay que levantar para el servicio de peluquería... a todos nos gusta vernos bien y, cuando les enseño cómo han quedado en el espejo, se quedan encantados. Si no fuera así, yo no lo haría. Es gente mayor y para mí es importante. Algunos se cortan el pelo cada mes, otro cada dos meses e incluso a los tres, dependiendo de sus necesidades», aclara una fradense que asegura que le daría pena abandonar este servicio por la relación que ya ha entablado con cada uno de ellos.