
El viaje de seis días que organiza la Asociación O Castelo a una residencia a pie de playa en Nigrán genera hasta 10 horas de cola
14 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Fernando consiguió plaza el año pasado por los pelos. «Cheguei ás once e cuarto, e só nos apuntamos catro máis», cuenta el hombre. Este martes, con la lección aprendida, llegó antes que nadie, y fue el primero de una cola que, desde las ocho de la mañana, se mantuvo hasta las seis de la tarde, a la espera de que a esa hora en la Asociación Catasol abriesen las puertas de la sede del colectivo en la rúa Alhóndiga, en Melide, y, con ellas, las inscripciones en el viaje que, en junio, llevará a los socios a disfrutar de seis jornadas en una residencia de tiempo libre, a pie de playa, en Panxón, en el municipio pontevedrés de Nigrán. En el precio de la estancia, a pensión completa y con transporte incluido, está la clave de una espera de diez horas. «180 euros», cuentan Mercedes y Lila cuando se les pregunta qué hace, a media mañana, tanta gente reunida en plena calle.
Hace ya tiempo que la veterana asociación —la primera de mujeres creada, hace más de tres décadas, en Melide— organiza el viaje, que, el año pasado, empezó a desatar la locura, en el buen sentido de la palabra, vecinal. «Fixera frío, aire e chovía, chamei a meu fillo para que me trouxese mantas do sofá, e collemos para comer un bocadillo do bar; todo para ir seis días a Panxón, e cunha peculiaridade, que se che vén mal tempo, tes que estar dentro da residencia, dándolle ás cartas», recuerda Marisol, que este año espera repetir. Ayer, el tiempo, más o menos, se portó, así que la espera, en la que no faltaron sillas y mantas, fue más llevadera. El turno en la cola se respeta. Y también los relevos, solo permitidos entre quienes van a compartir habitación. Y para que no haya dudas del lugar que ocupa cada quien, se toma nota por estricto orden de llegada. Antes de mediodía, y con la lista en la mano, «xa está o autobús completo». Toca esperar, y eso genera algo de debate. Dolores es partidaria de sortear las plazas; Ramona, de rotarlas —«as que van este ano que non vaian o ano que vén», explica— , y Fernando zanja diciendo: «Non nos mandan vir tan cedo».