
Se trata de un tramo que pueden disfrutar todos los públicos
12 oct 2025 . Actualizado a las 05:05 h.Escribió sobre la aldea de Os Carrás, hoy municipio de Ordes, el mismísimo padre Sarmiento en el siglo XVIII tras recorrer, entre otras de Galicia, las tierras de la comarca compostelana. El gran intelectual hacía el Camino Inglés en sentido contrario, no por nada relacionado con la peregrinación sino porque esa era la vía para ir directamente al norte (había otro camino procedente de las cercanías de Betanzos). Además, resulta muy probable que al menos el tramo que se conserva durante un kilómetro en números redondos sea puramente medieval. O en otras palabras, un tesoro que hay que proteger.
La recomendación es conocerlo en el mismo sentido que lo conocen más de treinta mil peregrinos anuales. Es decir, carretera nacional a Ordes, desvío a la derecha justo tras el bar Orense y, al llegar a la encrucijada con la iglesia a la diestra, seguir de frente. Abajo de todo está el puente medieval (oculto por el moderno) y ahí llama la atención la primera señal del Camino Inglés. Mejor seguir en coche hasta que la ruta jacobea se aparta del asfalto.
Quizás alguien se sorprenda inicialmente, puesto que se encuentra por el medio de una repoblación de pinos, los cuales por supuesto de medievales no tienen nada. Pero cuando empieza a poner un pie delante del otro la pista se convierte en el varias veces centenario sendero que va a cruzar un minúsculo arroyo y a partir de ese punto comienza el ascenso, suave al principio.
El caminante llega al pequeño núcleo habitado de Os Carrás (atención al venerable horno de la vivienda de la derecha), cruza una pista y queda a la vista un área de descanso también de dimensiones reducidas pero que se agradece lo mismo que si fuera monumental. Al dejar las casas a la espalda arranca la subida propiamente dicha, fantástica, maravillosa, una congostra con vegetación autóctona. Y cuando los pies pisan en lo más alto y cambia el paisaje, queda atrás el municipio de Ordes y al frente el de Oroso. Seguro que el padre Sarmiento sonreirá desde donde esté al comprobar que el sendero que él holló continúa siendo frecuentado. Lo dicho: una joya.
Dificultad
Es un tramo para todos los públicos. La subida final muestra una respetable pendiente, pero son solo 450 metros que se deben acometer con calma para gozar de ellos.