«Eu crieime no medio dos ferros»

Uxía López Rodríguez
uxía lópez PADRÓN / LA VOZ

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UXÍA LÓPEZ

Leandro Cristobo se jubila y cierra el taller de reparación de bicicletas y motocicletas de Padrón que abrió su padre y al que él se incorporó en 1978

08 mar 2025 . Actualizado a las 05:05 h.

Padrón se queda sin un taller histórico de reparación de bicicletas y motocicletas, el de Leandro, en la calle del Bordel. Histórico por los años de actividad, porque Leandro Cristobo Balado ya lo heredó de su padre, y por ser una referencia en el sector durante muchos años. El vecino de Extramundi cumplió el martes 65 años y desde hacía algún tiempo apenas cogía nuevos trabajos, a la vista del cierre. Estos días está con la recogida de la nave, que llegó a estar hasta arriba de bicicletas, motocicletas y otras piezas, debido, en parte, a que muchos no abonaron las reparaciones, según explica.

La historia del taller de Leandro Cristobo comienza con su padre, del mismo nombre, que lo abrió donde hoy es el Casino padronés. En 1977 lo trasladó para el Bordel y un año después empezó a trabajar Leandro hijo, con 18 años y tras estudiar automoción. «Antes xa axudaba a meu pai nas vacacións e sempre que podía; non quedaba máis remedio. Eu xa me criei no medio dos ferros; foi o que vivín toda a vida», asegura el vecino jubilado.

Además de reparación, el negocio también tuvo venta pero el titular tuvo que desistir de esta parte del negocio cuando quiso ampliar la nave en la que trabaja, por las trabas urbanísticas. Cuando él se incorporó al negocio, su padre se encargaba de la reparación de las bicicletas y él de las motocicletas. Tanto unas como otras abundaban en Padrón. «Aquí sempre houbo moitas bicicletas, motos tamén, pero bicis era moito as que había», señala.

Su taller era referencia en la comarca y fuera de ella, en zonas como Noia o Boiro, por ejemplo. «Viñan de moitos lados porque o noso taller de reparación de bicicletas era tan coñecido que viña todo o mundo», asegura Leandro Cristobo. En todos estos años, la profesión cambió y él lo resume de forma muy sencilla: «Agora somos cambiapezas; antes éramos mecánicos e reparábamos as pezas; agora rompe unha e cámbiase por outra». En este sentido recuerda con nostalgia aquellos tiempos en los que, por ejemplo, en Reyes, llegaron a tener 40 bicicletas para reparar y pintar, que eran el regalo de muchos niños. «Era a mesma bici, pero reparada porque daquela non había cartos para comprar outra», rememora. Leandro Cristobo afirma que echa el cierre «con algo de pena porque é algo que empezou meu pai», quien llegó a tener siete empleados en el taller ubicado en el primer emplazamiento. «Creo que non me equivoquei seguindo o seu camiño e, finalmente, foi toda unha vida no taller», señala.

Desde su nave vio la evolución de esa parte de la villa, que no fue mucha, asegura, más allá de algún edificio nuevo y de que las fincas se dejaron de trabajar para quedar a campo, en una zona que está a la espera de un proyecto de urbanización que también le afecta como titular, pero duda de que lo vea ejecutado, afirma.