Santiago acoge el primer curso de oficial de sastrería artesanal de España: «Alucinamos al tener que hacer ya dos grupos, pero el paro aquí es del 0 %»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Desde enero 18 futuros sastres se forman en la Academia Ana Prados, en la rúa da Rosa, con dos profesionales con décadas de experiencia. La iniciativa llamó incluso la atención de la Asociación Española de Sastrería

25 feb 2024 . Actualizado a las 11:58 h.

Cada jueves y viernes desde enero, la academia de patronaje, corte y confección Ana Prados, situada en la compostelana rúa da Rosa, se llena de futuros sastres, en la que ya es la primera formación específica a largo plazo a nivel nacional para ser oficial de sastrería. Un oficio que antes pasaba de generación en generación, o de maestro en aprendiz, pero para el que, desde hace años cuesta formarse, como aseguran desde dentro del ámbito.

«Tradicionalmente esta formación realizábase en talleres a onde os interesados acudían de aprendices, pero a evolución do mercado laboral fixo inviable esa fórmula», explica Fernando Freire, el sastre artesano que dirige junto al oficial de sastrería Ramón Lareo la nueva formación, un curso para el que unieron fuerzas con Ana Prados, la modista ferrolana -aunque vinculada a Santiago desde hace dos décadas- que en el 2019 materializó su pasión por el sector inaugurando en el Ensanche compostelano una academia, de formación en modistería, y un atelier de confección, un exitoso proyecto para el que en el 2022 incluso necesitó aumentar espacio. Es en su academia donde Fernando Freire, un sastre de Arzúa que lleva en el oficio desde que nació -heredó la profesión de su padre- y Ramón imparten el innovador curso.

«Eu levo toda a vida sendo xastre, exercendo durante moito tempo en Santiago. Ao longo da miña traxectoria notaba que cada vez era máis compricado atopar oficiais de sastrería, que son quen executan as prendas no atelier que previamente cortou e afinou un xastre», aclara Fernando, incidiendo también en cómo los tres coincidieron para lanzar el curso. «Con Ramón traballo desde hai anos. A Ana coñecina a través de Instagram. A pesar de que eu era reacio ás redes sociais, animeime a crear un perfil para intentar explicar as entreteas do oficio. Intentei realizar un labor divulgativa, e foi así como contactamos. Falando con ela chegamos á conclusión de que esta formación era necesaria, e nos lanzamos», afirma con orgullo sobre una iniciativa que, a nivel nacional, no pasa ya desapercibida. «Co curso non se consegue unha formación regrada, é dicir, un título oficial, pero nel si se ensina o oficio, que é o realmente importante no sector para acceder ao mercado laboral. A idea foi trasladar un taller á academia, cunha formación principalmente práctica. Desde a AES, a Asociación Española de Sastrería, xa se puxeron en contacto con nós para interesarse», aclara, tomando Ana Prados la palabra.

«Al principio teníamos la incógnita de cómo funcionaría el curso, pero en pocos días se llenó el primer grupo. Alucinamos al tener que hacer dos, aunque es cierto que el paro en el sector es del 0 %», razona la modista, feliz por lo ya conseguido. «El segundo grupo se programó para los viernes porque era el día en que una chica de Tenerife, que se había interesado en venir, tenía el vuelo. Al final le salió allí trabajo y hasta ahora no pudo sumarse, pero ya nos dijo que seguía interesada», resalta.

«En cada grupo están nove persoas, para poder darlles unha atención personalizada. A media de idade está nos 33 anos, sendo salientable a alta participación feminina para unha profesión tradicionalmente de homes», señala ilusionado Fernando, ahondando en la favorable salida laboral que se le abre a la nueva cantera de sastres. «Quen queira seguir no ámbito seguro que vai a atopar traballo», remarca, explicando que la formación es continua -«ata que os asistentes poidan ou queiran»- y que, entre los alumnos figuran tanto jóvenes que quieren dedicarse al mundo de la moda como veteranos del ámbito que no dudaron en ampliar sus conocimientos.

Uno de los casos más llamativos es el de Saúl García, un ex cocinero de Sada de 30 años que no dudó en cambiar los fogones por el ámbito de la sastrería. «Yo desde los 20 años trabajé en hostelería, pero a raíz de un regalo que me hicieron -un traje a medida-, el ámbito textil me empezó a entusiasmar. Contacté con el sastre de A Coruña, Cesáreo García de Loza, quien accedió a formarme, ya jubilado», agradece. «Compatibilizaba la cocina con la sastrería, hasta que me empezó a pesar lo sacrificado de mi anterior profesión y, sobre todo, a gustarme más esta. Me matriculé en el ciclo de Vestuario a Medida del Centro Integrado de Formación Profesional Paseo das Pontes, en A Coruña, y empecé a seguir por Instagram a sastres como a Fernando Freire, del que aprecio la labor tan didáctica que realiza, explicando todo, desde los tejidos hasta los procesos de confección», subraya.

«Me apunté a un curso, de la Fundación Artesanía de Galicia, que imparte él y no dudé en sumarme también al de sastrería, una formación muy innovadora y que para mí está resultando extraordinaria. Ahora estamos realizando un pantalón artesanal, aprendiendo desde a tomar las medidas a conocer los tipos de tejidos, los distintos formatos de diseños, tanto de bolsillos como de largos, así como sabiendo cómo adaptar ese pantalón a la configuración de cada persona», detalla ilusionado, aclarando que se traslada todos los viernes a Santiago para poder  asistir. «Creo que, más allá de que hoy en día hagan falta ya muchos sastres, y de que el curso cubra ese vacío, esta es una profesión con mucho futuro, teniendo en cuenta la evolución del mundo hacia un ámbito más sostenible. No dudo en que será uno de los más demandados en el mundo textil», constata.

XOAN A. SOLER

También desde A Coruña, pero, en su caso, los jueves, se traslada para asistir al curso Rocío García Aneiros, una patronista, modista y profesora de corte y confección, que subraya que ser sastre fue siempre «su espinita». «Aún así, me enfoqué desde el principio a confeccionar ropa a medida para mujer, sobre todo de fiesta, un sector que tenía salida», aclara, explicando que con el curso pudo reencontrarse con su inicial aspiración. «Me pareció que para mi trabajo, con un atelier en A Coruña, era, además, un complemento muy bueno. No tiene nada que ver la confección de modista con la sastrería, con prendas mucho más elaboradas, donde mandan siempre las medidas llevadas a rajatabla y con tejidos naturales. La confección es diferente. Está siendo un mundo nuevo para mí», alaba, poniendo, sobre todo en valor, que los profesores de la formación «no se esconden nada en la manga, algo muy poco habitual en el ámbito». «En pocos sitios puedes aprender así, de esta forma artesanal, conociendo, por ejemplo, cómo embolsillar como un sastre», elogia, defendiendo además que «todo el que se acerca a este mundo, se engancha».

«Ya hay gente que nos pregunta si sería posible hacer nuevos cursos intensivos durante el fin de semana, pero, por ahora, es imposible», explica Ana Prados.

«Para min está sendo moi satisfactorio ver a resposta da xente», agradece Fernando.