Los compostelanos saltaron en doce cacharelas públicas y en unas seiscientas privadas
24 jun 2024 . Actualizado a las 13:44 h.El ritual de San Xoán, para los despistados, no incluye necesariamente comer sardinas asadas sobre pan de millo, pero la realidad es que en la mayoría de las cacharelas de la pasada noche no faltó el pez rey de esta fecha. El ritual básico, saltar sobre el fuego en un número impar, fue cumplido por cientos de compostelanos en la docena de cacharelas que se repartieron por la carballeira de San Lourenzo, en Pelamios; Santa Marta, junto a las pistas de las escuela infantil; la Praza da Cruz de San Pedro; el campo de Conxo; la rúa Irmán Santos Varela, en Roxos; la plaza Mestra Victoria Míguez; el paseo da Quinta, en la urbanización de Brandía; y la rúa Antón Vilar Ponte, en O Castiñeiriño. Asimismo, en el casco histórico hubo hogueras en la plaza Salvador de Parga, en A Pescadería Vella y en la Praza 8 de Marzo. En otras ocho localizaciones más solo se asaron sardinas, entre ellas, en Concheiros, Recantos de San Miguel, Praza do Matadoiro, San Paio y rúa Travesa.
Los más sorprendidos por la celebración fueron los peregrinos y turistas que se hicieron notar, especialmente, en las hogueras del casco histórico. El buen tiempo animó a concurrir, y multitud de compostelanos participaron muy activamente en una fiesta de origen pagano de culto al sol. La celebración se alargó hasta la madrugada, a pesar de que la jornada del lunes es laborable para la mayoría de los santiagueses. Además, el fin del curso académico hizo que muchos universitarios y jóvenes en general aprovecharan la noche de San Xoán para despedirse de los amigos antes regresar a sus lugares de origen.
El San Xoán en Santiago también se celebra en familia, y de hecho el Concello recibió el aviso de más de seiscientas cacharelas en fincas privadas. En el vecino municipio de Teo, especialmente en la parroquia de San Xoán de Calo, ardieron cientos de hogueras. Por su parte, en Boqueixón, ayer al mediodía, se recuperó la ceremonia do Lume Sagrado, que se suspendió en los cuatro últimos años por la pandemia y la lluvia. El escenario del ritual de origen celta es el Pico Sacro. A sus pies se reúne el séquito, encabezados por la reina Aida y su Druida, que suben hasta la capilla. Delante de la ermita, el Druida utilizó su bastón para concentrar la luz solar sobre un conjunto de ramas hasta que surge el fuego sagrado. El ritual contó con amplia participación.
Durante todo el día, grupos de amigos, familias y parejas recorrieron los parques y caminos para cumplir con otro de los rituales del día, la recogida de las hierbas aromáticas, que se sumergen en agua toda la noche, para lavar la cara por la mañana. Las hierbas de San Xoán deben ser un mínimo de siete y en cualquier caso número impar. Las más habituales son: malva, romero, fieito, fiuncho, hierbaluisa, flores de San Xoán, lavanda, ruda, laurel y el sinfín de flores silvestres que plagan los campos durante estos días.
«Cuatro horas de papeleo, si no eres novato»
La mayoría de los vecinos que disfrutaron la pasada noche y la del sábado de las cacharelas no tienen la menor idea del entramado burocrático que superan las comisiones antes de encender las parrillas para las sardinas y prenderle fuego a las hogueras.Jon Brokenbrow, de la Asociación de Veciños de San Lourenzo, lleva varios años organizando la fiesta y asegura que «son cuatro horas de papeleo, porque ya lo hice más veces y tengo todos los documentos a mano». Deben presentar desde seguros, planos de ubicación de todos los elementos, especificar si habrá música y estado de las instalaciones, sistemas de evacuación... «Les pedimos que simplificaran los trámites y algo hicieron, pero sigue siendo complicado», relata. Las comisiones tienen que contar con un seguro de responsabilidad civil que cubra cualquier eventualidad, y el presidente es el responsable de lo que allí ocurra. En San Lourenzo optaron por descargar parte del trabajo en la pulpería García, que cuenta con certificaciones específicas, que «son difíciles para una asociación». Uno de los detalles que más sorprendió al portavoz fue la petición del Concello de un certificado de la instalaciones eléctricas del local de San Lourenzo. «Este edificio es municipal, sabrán ellos como está la instalación. Fue lo que les respondí y dieron el permiso», dice.