Colisión de informes, no de trenes, y una grúa jurídica al acecho

Xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

TEO

ABRALDES

19 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si a la municipalización le cortan las dos alas, está claro que se estrellará irremediablemente y arrastrará al abismo el programa electoral de Compostela Aberta. Se sucedieron los informes de la grúa y la ORA y, de repente, en la recta final uno chocó frontalmente con otro. Este tipo de colisiones suelen originar daños.

El encontronazo de los dictámenes de la Asesora Xurídica y el de Persoal ha sido de órdago y ha suscitado los huyes y las ayes de la bancada, y la semana que entra toca evaluar los efectos. Y no solo en el servicio de la ORA.

¿Como se resolverá la confrontación Asesoría-Persoal? Desde luego, no a gorrazos, aunque con el impacto vuele la boina de Martiño Noriega, y sí con el ejercicio de la sensatez, la prudencia y la garantía jurídica, dejando a un lado prejuicios y desnudando las razones. Porque da la impresión de que los informes se presentan con gayumbos y algo no se ve (como mucho se intuye), a tenor de sus diferencias.

Puede, por increíble que parezca, que ambos dictámenes tengan razón, uno desde lo estricto (recogiendo el rictus legal, no el facial, de Montoro) y el otro desde lo pragmático, aplicado a las necesidades del Concello.

La mesa de la Comisión municipalizadora podrá asimilarse, en algunas mentes, a un jurado en pleno proceso de discusión de la sentencia. Y no se trata de condenar, sino de salvar. De salvar un servicio que tiene detrás la espada judicial y no le queda otra salida que apurar los trámites en un sentido u otro.

Estaba avanzada la gestión directa del Concello mediante una empresa pública. Lo sorprendente es que otros Ayuntamientos han podido sortear y regatear, sin necesidad de jugar a lo Messi, los obstáculos a la municipalización. Para Raxoi es una bendición disfrutar de una Tussa.

Pero si Tussa se queda alicortada solo resta acudir al santoral milagrero o a mantener viva la llama de la confrontación entre Setex Aparki y Doal (Vendex), a ver quien gana los siguientes rounds. Una y otra, las principales candidatas a regir los designios de la ORA y la grúa en muchas ciudades, se han sacudido de lo lindo en la arena judicial.

Sin parquímetros

Aquí es Doal la que le está tirando de la manga a la Justicia para que su rival abandone los parquímetros, y en Lugo ha sucedido a la inversa. Solo que allá los parquímetros quedaron temporalmente con el candado puesto y en Santiago la oposición también tira de la manga, pero al Concello, para que no tenga problemas con quienes le tiran de la manga al juez. Una manga que el magistrado habrá de usar algo ancha, dado el tramo que se avecina en el proceso de gestión de la ORA.

La oposición pide que aquí también queden sin efecto, como en Lugo, las plazas reguladas durante una temporadita. Prórrogas ya no caben, y si cupiesen entonces sí que saltaría como un puma el juez esgrimiendo el cinturón del apremio. Realmente lo que hay es un proyecto de gestión desfallecido sobre la mesa, mientras no lo reaviven la comisión de municipalización o el pleno, o le den la puntilla. Si ocurre esto último, a quien descabellan es a todas las municipalizaciones que hoy circulan por el caletre de Martiño Noriega, el mismo que parió la gestión directa del agua en Teo. ¿Quién le infligirá entonces el tachón fúnebre a este capítulo electoral?

Se supone que la ciudadanía es la que debe pintar algo en esta andadura municipal, y no aparecer difuminada allá en el horizonte. Es la que quiere disfrutar de una gestión más barata, rentable y eficiente del servicio de la grúa y la ORA. Metámonos en la polícroma comisión de la municipalización, asumamos el rol ciudadano, pongamos la lupa en los informes, analicemos los antecedentes de otras ciudades sin que nos agarrote el miedo al que dirán los jueces y sin que traspasemos la raya de la prudencia. ¿Pero hay tantos ayuntamientos imprudentes en España?

Municipalizar (en realidad remunicipalizar) es un neologismo incorporado recientemente al diccionario. Privatizar está más trillado. El alcalde popular de León utilizó el primero para gestionar el agua de forma más económica y subrogó 220 empleados. A la ciudadanía la fórmula le importa un pepino.