
Vecinos de la parroquia de Trazo abarrotaron la Casa Amarilla para mostrar su oposición frontal a representantes de las firmas promotoras del proyecto, que el Concello compromete no se ubicará en el campo de fútbol
06 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Faltaban 15 minutos para el inicio de la reunión vecinal la tarde del jueves con representantes de Norvento y la francesa CVE, que pretenden ubicar una planta de biometano en Trazo, y no cabía ni un alfiler en el salón de actos de la Casa Amarilla. Más de un centenar de vecinos entre los que se palpaba una oposición frontal y unánime a la instalación, que se hizo realidad en las dos horas y 20 minutos de un encuentro al que asistieron la alcaldesa y buena parte del gobierno local del PP, así como los ediles César Boquete (BNG) y Charo Regueiro (Unión por Trazo).
Tras visionar un vídeo de una planta de CVE en Aoste, que ocupa tres hectáreas en la frontera de Francia con Italia y es similar a la que se pretende para Trazo, los representantes de las empresas expusieron las características de un proyecto que aseguran está en estado embrionario, de estudio de posibles ubicaciones, sin haberse presentado todavía ningún documento oficial ante la administración.
Desde el ámbito vecinal consideraron que la ubicación está avanzada, puesto que hubo contactos con propietarios de terrenos en Berreo. Esgrimieron múltiples argumentos para rechazar ese emplazamiento. Expusieron que, frente a otra zona del municipio que concentra las grandes explotaciones ganaderas que nutrirían de purín la planta, en Berreo solo hay una; cuestionaron que el entorno del campo de fútbol donde podría ir la planta (las empresas aseguraron que no hay nada decidido) está a 100 metros del regato de Nogalláns, a 200 metros de la casa más próxima y cercano al Tambre y a terrenos de la Rede Natura: «É un despropósito, é a zona máis sensible ambientalmente do concello, na confluencia do Lengüelle co Tambre. Peor sitio non pode haber», intervino un vecino con el aplauso cerrado de los asistentes.
Los residentes en Berreo temen los malos olores que pueda generar la planta, así como el colapso de las carreteras de la zona para el transporte de purines y luego del digestato que usarán las explotaciones ganaderas para fertilizar sus terrenos. También emisiones de gases y posibles filtraciones subterráneas, así como el riesgo de explosión en caso de accidente o fenómenos naturales como tormentas. Los representantes empresariales defendieron la seguridad de su proyecto, pero los vecinos no disimularon su absoluto escepticismo ante sus explicaciones: «Ti non quererías a planta ao lado da túa casa. Fas ben o teu traballo, pero non nos vas convencer. Se beneficias a dous en prexuízo de mil, non é rendible», espetó uno de los asistentes a un representante empresarial. Fue después de que otro dijese: «Eu veño doutro concello, a planta quedaríame a dous quilómetros pero traerame consecuencias de por vida. Isto hai que cortalo de raíz. Ninguén garante que non existan escapes, nin olors. Con isto ides estragar o pouco que temos, non se pode deixar ir adiante».
La ubicación en Berreo plantea además problemas urbanísticos: los terrenos habría que recalificarlos porque figuran en el Plan Xeral como suelo rústico de protección forestal. Y el campo de fútbol también aparece descartado, a tenor de lo expresado por la alcaldesa Fina Suárez en la reunión: «A xestión [de venta o cesión] tería que facela o Concello, e non a vai facer», asegurando que ya otras empresas habían planteado propuestas similares antes e insistiendo en que el ayuntamiento no tiene interés en esas plantas.
La evidente oposición frontal de los vecinos de Berreo quedó clara a los representantes de Norvento y CVE. Uno de ellos dijo que evaluarán la ubicación en otras zonas, al sur del municipio por la proximidad al gasoducto que pasa por Oroso, al que platean inyectar el metano extraído del purín. Abogan por estudiar con representantes de distintas áreas tracenses la ubicación menos perjudicial para todos.
Las empresas defienden la mejora de la gestión de purines y la disminución de malos olores que conllevaría la planta
Los representantes de Norvento y CVE se mostraron convencidos de la seguridad de la planta que proponen, de ámbito local, garantizada además por la rigurosa normativa medioambiental: «Non é un proxecto macro, porque non é viable. Non contemplamos recoller purín a máis de 30 ou 40 quilómetros». Evitaron ofrecer datos concretos de su capacidad, al señalar que se está en una fase inicial, indicando que la planta mostrada de Aoste opera 25.000 toneladas al año, tanto de purín como residuos sandach (subproductos animales que no se destinan a consumo humano). Expusieron que no precisan agua para el funcionamiento de la planta, afirmando que tampoco en ella se originan vertidos.
Evitaron desvelar qué otras alternativas de ubicación barajan, más allá de confirmar que son al sur del municipio de Trazo, por proximidad al gasoducto que cruza Oroso. Preguntados por las ventajas que tendría la planta para los vecinos, se centraron en la mejora de la gestión de purines para los ganaderos, con los que ya mantuvieron reuniones para conocer su reacción, que indican fue positiva. Añaden que esa mejora para un sector clave de la economía tracense redundará en evitar un mayor despoblamiento. Dijeron que la planta evitará los malos olores que se producen hasta la fecha al abonar las tierras con purín, porque indican que el producto para fertilizar con nitratos sus fincas no los desprende.
Los vecinos demandaron a los promotores mayor transparencia en el futuro. Estos se mostraron abiertos a ello y ver si la instalación «ten viabilidade económica para nós e vale para vós», y les propusieron visitar plantas de biogás que operan para que vean en vivo su funcionamiento, aunque la iniciativa no generó entusiasmo: «O que non queremos é a planta aquí», zanjaron.