El futuro de Santiago será peatonal, al obrar el milagro de poner de acuerdo a vecinos, comerciantes y Concello
VIVIR SANTIAGO
Todos claman unidos por eliminar el número de coches en Compostela y lo hacen sorprendentemente a coro, con ideas muy similares
14 jul 2023 . Actualizado a las 23:20 h.«No podemos quedarnos atrás, no podemos ser una excepción», reivindica Delmiro Prieto, secretario de la Fundación Santiago Centro de comerciantes en la zona del Ensanche, cuando se le pregunta por una posible peatonalización de las calles de su área. Es un debate que está en la calle, en las casas y también en los negocios: cuándo y de qué manera ha de llegar una mayor peatonalización a Santiago de Compostela que todos consideran inminente. El Concello, a través de su área de Movilidad, Convivencia y Centros Socioculturales, en absoluto se niega, y de hecho reconoce que será su agenda de los próximos meses.
Todos la quieren para sí primero. Los vecinos del barrio de San Pedro, a través de la asociación de vecinos A Xuntanza, llevan años pidiendo la eliminación de los coches en las calles de Betanzos o en la propia Virxe da Cerca, motivo de controversia en las últimas elecciones municipales al proponer el PP el soterramiento del tráfico mediante un túnel. Era un clamor, que sonó extraño, pero que hizo reactivar las ideas para esa calle, y ahora no hay compostelano que no tenga su opinión, pasando muchas de ellas por la eliminación total o parcial de los coches.
«Algo hai que facer, iso dende logo, pero penso que a solución é moito máis sinxela», expone Roberto Almuiña, presidente de la asociación de vecinos Fonseca, circunscrita a la parte histórica de la ciudad. Sus calles son las únicas que están totalmente peatonalizadas en Compostela y no hay un solo vecino que se queje al respecto; más bien lo hacen por los pocos furgones de reparto que se meten para dejar los refrescos en los bares.
Un modelo como ese, aunque progresivo en su instalación, quieren los comerciantes del Ensanche. Delmiro Prieto señala que los ejemplos de otras ciudades deben marcar el futuro de Santiago, «pues hoy nadie se replantea la vuelta del transporte privado a Pontevedra, por ejemplo, ni vecinos ni comerciantes». Lo mismo ocurre con León u Oviedo, otras ciudades que Prieto menciona.
Por supuesto, «al principio nadie quiere que le peatonalicen en su casa», pero luego, apunta Prieto, «la gente está encantada y los negocios también, por la parte que nos toca». Pone como ejemplo la rúa Xeneral Pardiñas, que podría ser «una conexión estupenda entre el Ensanche y la Alameda si se hace peatonal y se respeta el acceso a los garajes, únicamente».
Es algo con lo que concuerda, a grandes rasgos, el Concello. Su hoja de ruta pasa por medidas de peatonalización blanda, que permite justamente este tipo de acciones, acompañadas de una mejora del transporte público y del incremento de las facilidades para usar las piernas o la bicicleta. Aun así, a pesar de que hay zonas donde puede funcionar la peatonalización blanda, matizan: «traballamos en que noutras partes da cidade, de xeito coordinado entre varias rúas facendo que formen unha malla organizada, sexa posible unha peonalización completa». Todos estos cambios se harán oficiales en cuanto esté listo el Plan de Mobilidade Urbana Sostible, en el que se está trabajando.
No hay peatonalización sin transporte público
El caso de la zona de Virxe da Cerca y la plaza de Galicia es uno de los más candentes y sobre el que, sin duda, se puede explicar un problema que padece Santiago y también su comarca: la falta de alternativas al coche. Sobre él, Roberto Almuiña es más práctico que quienes plantean obras que cambien la fisonomía de la ciudad: debe eliminarse tráfico, pero no prohibiéndolo, sino dándole a los conductores alternativas más cómodas a quedarse diez minutos parados ante los colegios en la hora punta, en el semáforo del Derby o en ambos.
«É prioritario conseguir un transporte público máis eficaz, sexa tanto para os composteláns como para todos aqueles traballadores que se achegan diariamente á capital, ademais de para os pais e nais que deixan os cativos nos colexios», señala Almuiña. De ese modo, el tráfico bajará, pues habrá una alternativa que haga la vida mejor a meterse en un coche.
El cambio, por supuesto, no sería de la noche a la mañana. Luciano Villar, representante de la asociación de vecinos Conxo Aberto, ve con muy buenos ojos una peatonalización bien hecha y racional, «pero hai que asumir que para que se leve correctamente a cabo é necesario facer primeiro un traballo de pedagoxía, que nos abra os ollos como veciñanza ante as melloras de non usar o coche, do que dependemos en Galicia para todo polas inexistentes alternativas».
Es justo por esto que Almuiña, desde el casco viejo, apuesta por una integración del transporte público comarcal bajo un solo plan. «Calquera plan de mobilidade municipal que non teña en conta o resto de concellos vai ser un erro, e este de Santiago no que se está traballando agora non ten boa pinta neste sentido». Bajo su punto de vista se debe establecer en este ámbito algún tipo de supramunicipalidad.
Es algo con lo que concuerda el Concello, que recuerda justo por ello que la responsable del transporte interurbano es la Xunta de Galicia. Saben de la problemática, pues estiman que en Santiago entran unos 30.000 coches cada día llegando desde otros municipios. Es por ello que trabajan en los cambios pertinentes para solucionar este problema, aunque no sea su competencia como tal.