Nadie se queda atrás en este club de «running»: «No nos obsesionamos con los tiempos; aquí corremos para disfrutar en compañía y para la merendola de después»
En quince días pasaron de ser diez a ser más de cien. Este grupo, que queda todas las tardes de los viernes en la Alameda de Santiago, junta a personas que hacen maratones con otras que empiezan en el mundo del deporte. Andar está permitido y, al terminar la ruta, se van de merienda