Cuando la copa de cerveza se bebe al vaso: ¿por qué cada vez más bares de Santiago sirven las cañas como si fueran un vino?
VIVIR SANTIAGO

Se almacenan mejor, favorecen la oxigenación de la bebida y la estética es otro punto a tener en cuenta. Los bares utilizan cada vez más copas para tirar la cerveza tipo Lager, aunque poco tienen que ver con las que se sirven junto a otro tipo de bebidas, como pueden ser el vino o el vermú
14 abr 2025 . Actualizado a las 12:34 h.Y tú, ¿alguna vez te has preguntado por qué unas cañas se sirven en vaso y otras en copa? La cerveza dominante en la gran mayoría de los bares y restaurantes de Santiago, una de tipo Lager y rubia, adquiere matices diferentes en función del recipiente en el que se tire. Elegir la forma adecuada para el vidrio es el primer paso a seguir a la hora de tener unas cañas de diez. Los establecimientos apuestan por los cristales que recomiendan las propias marcas de lúpulo, con medidas proporcionales a sus características. No obstante, el abanico de opciones no se redime únicamente al clásico —y algo desfasado— vaso de tubo. La forma que tiempo atrás dejaba sin espacio las barras de los bares, con una base cilíndrica que se ensancha ligeramente en el borde superior, parece haber perdido terreno. Aunque se conserva en algunos locales, como en el Raíces Galegas, en El Muelle o en La Flor, predominan las formas de carácter ovalado. La gran protagonista en las terrazas es, sin duda, la copa.
Los hosteleros apuntan a una mezcla de factores favorables. El primero de todos, el almacenamiento. Un vaso, ya sea cilíndrico u ovalado, ocupa más espacio físico que una copa, que se suele guardar en unos colgadores elevados que la sujetan boca abajo, por su base. Es lo que aseguran desde O Piorno, mítico restaurante de la Caldeirería con terraza en la Praza da Universidade. Ellos sirven todas sus cervezas en copa. «Se alguén pide específicamente un vaso, temos que poñer un de auga normal», sentencian.
Algo parecido sucede en La Tita. Pedir una caña en la casa de las tortillas de Santiago viene con pincho y con copa. Desde el local apuntan a que el recipiente es el idóneo para guardar las propiedades organolépticas de la Lager que sirven diariamente. La forma, diseñada específicamente para la cerveza, es diferente a la del vino. Es algo más baja, con unos cuántos milímetros añadidos en la base y más gruesa en las paredes. «Hicimos pruebas con recipientes de barro, pero no viajó la cosa. El cristal se rompe bastante y hay que reponer, pero es la mejor forma. Queda fresca y bien para una foto, con las burbujas y el frío. Es la presentación idónea. Hay gente que hasta te pide una copa de vino para la caña. O lo hacen por el cristal, que es más fino y causa una sensación distinta, o por la cantidad, porque la de vino trae entre 44 y 52 centilitros y la de caña es de 33», explican desde el establecimiento.
Desmienten así la extendida idea de que la caña tiene menos cantidad que un botellín, modalidad que, según algunos hosteleros, es la preferida. Sobre todo, cuando entra la noche. «La tónica general es que la gente pide cada vez más la caña en copa de vino y que el calor lo reactiva, pero creo que siguen prefiriendo el botellín», explican desde el pub O Boneco. Beber directamente de la botella tiene su gracia. Hacerlo con un refesco es impensable, pero pedir así la cerveza es uno de los gestos más comunes cuando alguien no se quiere arriesgar a que la caña esté mal tirada.
Las claves básicas para que este proceso tenga un resultado de diez la desvela a La Voz Xavier Barral, el veinteañero que suma un nuevo reconocimiento para Simpar. Es el actual subcampeón del Campeonato Gallego de Tiraje de Cerveza, organizado en A Coruña por Estrella Galicia. Recomienda pasarle un agua al vaso —lo que usan ellos en el restaurante— y colocarlo, después de hacer un primer descarte con la espuma retenida en el cañero, a 45 grados respecto al grifo. «Lo fundamental es tener la parte de la cerveza, sin generar espuma, y después crear la crema», sentencia el joven. Sus detalles infalibres están explicados, paso a paso, en el link que hay pinchando sobre estas líneas.
Los locales que sirven más tipos que la Lager, guardan en sus estanterías un sinfín de recipientes. Especializados en cerveza artesana, cuentan con más de veinte grifos y un par de centenares de referencias. Ellos tienen una postura clara en el debate del vaso y de la copa: depende. «Para cada tipo de cerveza debería de haber un vaso determinado», explican, antes de mencionar algunos de los que más salen. Está el shaker, el más versátil, con una fora cilíndrica en la base inferior que se va ensanchando a medida que llega a la parte de arriba; el snifter, una especie de copa ancha parecida a la que se usa con el coñac; o la copa teku, ancha en la base inferior y estrecha en la superior. Cada una de ellas, tiene una función. La teku se usa para las cervezas aromáticas, porque lo guardan y hacen que vaya diractamente a la nariz. La sniffer es para las que tienen más cuerpo, para las más alcohólicas «También hay vasos alargados para las de trigo, que generan más espuma y la retienen mejor. Al final, un recipiente retiene mejor la espuma, otro potencia el aroma y otro potencia el sabor», explican.
Para las cervezas de las que se sirve más cantidad —ponen el ejemplo de una Lager— utilizan la jarra. Al tener el cristal más grueso conserva mejor el frío, algo a tener en cuenta cuando la caña va a tardar más tiempo en terminarse. Como tiene asa, el calor de las manos no influye en la temperatura del líquido. La jarra se ha visto en otros establecimientos de Santiago, como en La Planta, que también varía el recipiente en función de la tipología de la cerveza. No obstante, lo que más sale de sus barras es la copa. Nueva moda o comodidad y frescura, es la forma que impera en las terrazas.