«Star Wars: Visions», cortos de animación para los amantes de la saga

Borja Crespo MADRID / COLPISA

PLATA O PLOMO

Lola en una escena del corto «Sith»
Lola en una escena del corto «Sith» Lucasfilm

La segunda temporada consta de nueve piezas en total con una duración media de poco más de un cuarto de hora

19 jun 2023 . Actualizado a las 10:15 h.

La segunda temporada Star Wars: Visions supera en algunos aspectos a su predecesora. Hay esperanza cuando se apuesta por un proyecto tan fresco que, probablemente, no hubiera podido llevarse a cabo si no llevase el sello del ingenio de George Lucas. La colección de piezas, nueve en total, con una duración media de poco más de un cuarto de hora, se muestra más regular de lo habitual en este tipo de iniciativas y cuenta con algunas historias geniales en fondo y forma.

Star Wars: Visions se presenta con una libertad creativa notable y renovadora que debería contagiar a otras producciones que respalda Disney, especialmente con la etiqueta Marvel.

Para quien sienta predilección por la animación, además de entretener permite descubrir nuevas tendencias en el género, realizando una hábil panorámica con talentos de ayer y, sobre todo, de hoy. El conjunto se revela como una rareza, una antología de cortos, como Love, Death + Robots o Animatrix, realizados con diferentes técnicas, incluyendo el formato anime, todos ellos basados en el cosmos de la franquicia. Ofrece historias autoconclusivas e independientes, luego el festín resulta más fácil de degustar.

De entrada, hay una propuesta de los míticos estudios Aardman, reyes del stop-motion. Titulado, con un claro guiño a los fans, Yo soy tu madre, propone una carrera de naves espaciales muy particular, rabiosamente divertida, con algunos guiños y detalles dignos de elogio.

Más original se percibe Sith, obra pergeñada por el premiado cineasta español Rodrigo Blaas (Alma), que ha contado con las voces de Úrsula Corberó y Luis Tosar en la versión original. Sith, de look pictórico que recuerda al trabajo del oscarizado Alberto Mielgo, aprovecha los recursos de la animación gráficamente para ofrecer una estética que encandilará a los amantes del cómic. Blaas ha colaborado con los estudios El Guiri para pergeñar el enfrentamiento entre una aprendiz de Jedi y su maestro, rendido al lado oscuro, con un empleo del color muy sugestivo.

En La cueva de los chillidos, la pieza más terrorífica del lote, muy bien llevada, entra en juego Paul Young, cuyo fascinante estilo visual ya quedó claro en películas tan estimables como El secreto de Kells o Wolfwalkers. El protagonista acepta el reto de enfrentarse a un extraño fantasma que habita entre las sombras de una lúgubre caverna. En las estrellas, por su parte, es obra de Punkrobot Studios, con el chileno Gabriel Osorio a la cabeza del proyecto. Ganador de un Oscar por Historia de un oso, presenta a dos hermanas que se enfrentan al mal para salvar su planeta con un imaginativo envoltorio.

Menos anime

A diferencia de su primera entrega, donde reinaba el anime, la segunda sesión de Star Wars: Visions —hay que subrayar que no forma parte del canon de la saga— es más variada en su selección, aunque también hay propuestas loables con aire oriental, entre ellas Viaje a la cabeza oscura, con el coreano Park Hyeong Geun Park manejando los hilos. Una buena lucha de sables de luz y una alianza inesperada plantea la posibilidad de que los protagonistas no se queden ahí, en una única historia, como la reina de la función de La bailarina espía, con marca francesa. Julien Chheng, sinónimo de garantía, ha trabajado en filmes aplaudidos como Ernest y Celestine o El gato del rabino, además de ganar un Emmy por su impronta en Primal junto al inefable Gendy Tartakowsky.

Los bandidos de Golak cumple con la cuota de CGI realista. Una correcta muestra de animación 3D, donde brillan las escenas de lucha. El hoyo llega desde Japón, obra de D'art Shtajio, con un punto de crítica social, con esclavos de por medio. Tocaba recordar lo malvados que son los Sith y compañía. La canción de Aau, del estudio sudafricano Triggerfish, nutre el mosaico de culturas presente en toda la serie con otra elaborada muestra de stop-motion que refuerza su carácter ecléctico. El relato entronca con problemas de actualidad al describir un planeta cuyo ecosistema se tambalea debido a la explotación de sus recursos.