![Carmen Machi y Antonio Durán, Morris, en «Celeste»](https://img.lavdg.com/sc/jjdlJwNwmHVXa4RcbtiPmdJUgz4=/480x/2024/11/16/00121731787921358642358/Foto/j_20241116_195147000.jpg)
Sentir empatía genuina por una sombría inspectora de la Agencia Tributaria es el giro inesperado que la ficción española guardaba bajo la manga para el tramo final del 2024. La serie Celeste, de Movistar, no forma parte de la campaña del Gobierno que anima a pagar impuestos predicando que «Lo que das vuelve», aunque en ella subyace la idea indiscutible de que si no se contribuye a las arcas del Estado no se pueden recibir servicios públicos. Sara, una dama de hierro en el terreno fiscal, sabe que en todas partes hay pecadillos, facturas sin asentar, pagos en B, cobros sin tarjeta, pero donde saca sus agallas es en los grandes defraudadores. Un jugador del Madrid se le escapó por los pelos y eso aún le duele. Por eso, cuando le faltan horas para la jubilación, se presenta ante ella una jugosa guinda para su carrera: una cantante mexicana, enamorada de un ciudadano español y que reside en el país, pero se despistó en su deber de tributar unos cuantos millones a Hacienda. Las referencias a Shakira y su deuda con el fisco son el gancho de actualidad de esta ficción, pero Celeste encierra mucho más: rasgos de thriller para perseguir la estafa, drama, comedia agridulce, todo ello en el rostro versátil de una Carmen Machi capaz de descifrar la fragilidad humana, con sus alegrías y sus penas, con solo desplegar sus gastos sobre la mesa. A un psicólogo le puedes mentir, admite, pero las facturas no engañan.