
El vestido de novia de Letizia Ortiz trae cola. Se ha armado la guerra en el mundo del diseño después de las duras acusaciones que Paco Rabanne hizo en Mallorca contra la obra de Pertegaz . Para el visionario diseñador, el traje era una «cosa horrorosa, horrible», estaba «muy mal cortado» e impedía a la novia moverse con normalidad. «No podía andar, daba vueltas y tiraba», afirmó. También fue tajante sobre quién tendría que haberlo confeccionado: Lorenzo Caprile . El diseño español se ha puesto de forma bastante unánime del lado del «maestro Pertegaz» y muchos se preguntaban ayer en televisión, incluido el propio Pertegaz, si el modisto vasco afincado en Francia tendría alguna copa de más cuando hizo tales afirmaciones. También recordaban sus sospechosas alucinaciones acerca de la caída de la Mir sobre París. Tampoco tuvo piedad Rabanne con los atuendos de las invitadas famosas, de las que sólo salva a tres: «La Reina Sofía , fantástica, con un vestido muy sencillo, elegante; la infanta Elena , maravillosa; y la señora Zapatero , un vestido negro, precioso, no tenía nada, sencillo, bien cortado...». Rabanne haciendo amigos. Ni palabra sobre otras alabadas reinas de la elegancia, como Máxima Zorreguieta , que ayer siguió desplegando un espléndido vestuario oriental en su visita oficial a Turquía. Otro de los aspectos que dan que hablar de la boda son las relaciones entre los invitados. Como en cualquier boda, siempre existe el peligro de que se encuentren personas mal avenidas que puedan dar al traste con el ambiente cordial. Y el 22-M, el rancio abolengo no fue suficiente para evitar un incidente. Al contrario de lo que sucede con el príncipe Carlos y su ex cuñada Sarah Ferguson , que ayer se encontraron en Londres en una conferencia del Dalai Lama y se saludaron de forma cordial, entre Víctor Manuel de Saboya y Amadeo de Aosta saltaron algo más que chispas el pasado sábado en Madrid. De hecho, llegaron a las manos. Según contaba ayer La República , el heredero de la casa de Saboya le propinó un soberano puñetazo en la nariz a su primo y rival, que perdió el equilibrió y cayó al suelo con el rostro ensangrentado. Aunque durante la ceremonia y el almuerzo habían sido cuidadosamente colocados en puestos separados debido a sus conocidas diferencias por cuestiones dinásticas, nadie pudo evitar que, en un momento dado, ambos se cruzaran y se enzarzaran en una disputa ante las casas reales. En un reportaje que ayer publicaba El Comercio , la abuela paterna de la Princesa de Asturias, Menchu Álvarez , se muestra convencida de que su nieta lo hará muy bien, aunque no le arrienda la ganancia. «Están muy enamorados, no se arrepentirá jamás de haber dejado su profesión por amor. Yo hubiera hecho lo mismo. De hecho, lo hice», dice en referencia a una suculenta oferta que rechazó en 1959 y que le exigía irse a Venezuela. Ahora, Menchu y su marido, José Luis Ortiz , esperan el regreso a Sardéu de su nieta y su esposo: «Les prepararemos una fabada, a ver si mi nieta engorda un poco», promete. Sobre su emotiva lectura en la misa, revela que fue ella quien se lo propuso al príncipe Felipe . Lo hizo «con todo el cariño» y sin ningún tipo de nervios, porque leyó sólo para su nieta, «sólo para ella».