De Madrid a Valencia, de Toledo a Murcia. Una espectacular bola de fuego procedente del espacio que viajaba a una velocidad de 20 kilómetros por segundo sobresaltó a media España el 10 de mayo del 2007. El meteoroide, en sus sucesivas fragmentaciones tras cruzar la atmósfera terrestre, alcanzó una luminosidad intermedia entre el Sol y la Luna y culminó su viaje extraterrestre con un espectacular estallido en la localidad manchega de Puerto Lápice (Ciudad Real) que se escuchó a centenares de kilómetros de distancia. El cuerpo celeste se convirtió en meteorito con sus restos ya en tierra.
Hasta un total de veinte pequeños fragmentos pudieron ser recuperados por los científicos, que ayer presentaron su dictamen en la sede del Centro Superior de Investigaciones Científicas: el objeto extraterrestre no es un meteorito cualquiera, sino el primero caído en España del tipo eucrita (roca basáltica) y uno de los pocos que se han podido recuperar en todo el mundo. La mayoría, de hecho, suele aposentarse en la Antártida y en Europa solo se habían recogido otras ocho piezas de estas características. El meteorito, bautizado ya oficialmente como Puerto Lápice en honor a la localidad de Ciudad Real en donde se localizaron sus restos, procede probablemente del asteroide Vesta.
«Su estructura interna indica que se trata de una brecha regolítica, un material superficial que estuvo expuesto al impacto de otros objetos durante millones de años, lo que aporta aún mayor singularidad al meteorito», explica el investigador Josep María Trigo, del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña.
Veinte fragmentos
Los científicos consiguieron veinte fragmentos del meteorito después de varios meses de una búsqueda en la que participaron investigadores de la Universidad Complutense y de la Agrupación Astronómica de Madrid. Pero el trabajo más duro, que ya ha empezado a despertar la excitación científica, es el que aún espera por delante. De hecho, hasta el momento aún no se ha podido determinar la órbita exacta del meteoroide, que poseía un diámetro inferior a medio metro, en especial porque no se ha obtenido material gráfico suficiente. Pero lo más importante es la información que su estudio puede aportar. «Podemos estudiar qué edad tiene, lo que es importante porque los asteroides se formaron al mismo tiempo que la Tierra. También queremos saber si procede de Vesta o de otro cuerpo celeste, y si chocó con otro asteroide», señala Jordi Llorca, de la Universidad Politécnica de Cataluña, que también participa en la investigación.
Los meteoritos denominados acondritas, entre los que se incluyen las eucritas, proceden de objetos diferenciados como la Luna, Marte y Vesta.