Nervios y prisas en la pasarela

Alejandro Posilio

SOCIEDAD

Decenas de personas, entre maquilladores, peluqueros y estilistas, coordinan ?su trabajo en Cibeles para que los desfiles expresen los deseos de los diseñadores

15 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Seguramente todo el mundo ha visto alguna vez por televisión la tensión, los nervios y las prisas que se producen en los boxes y en la parrilla de salida de las carreras de fórmula 1. Pues una situación muy parecida se vive en las entrañas de la Pasarela Cibeles en los momentos previos a los desfiles.

El backstage, nombre que recibe el espacio situado detrás de la pasarela donde se prepara todo lo necesario para que las modelos luzcan en su máximo esplendor cuando pasean ante el público, es un hervidero de profesionales en actividad briosa y en armoniosa combinación.

Eso sí, veinte minutos antes de que comience el desfile, todo lo accesorio se detiene para dar prioridad al espacio destinado al modisto que va a mostrar sus trabajos. Cada uno tiene su misión. Los primeros en actuar son los batas blancas, que se encargan de aislar con cintas el camino del vestuario a la pasarela. Solo pueden acceder a esa zona modelos, estilistas, peluqueras y maquilladoras, que junto con los coordinadores y los miembros del equipo del diseñador visten y dan los últimos toques a los protagonistas.

«A toda mecha»

Todo se hace a velocidad de vértigo, pues como asegura María, hija y ayudante de Kina Fernández, siempre creen que les «va a faltar tiempo para tenerlo todo listo. Suele pasar que alguna modelo llega tarde y hay que arreglarla a toda mecha para que esté preparada en su momento. Además, siempre hay que dar el último toque». Incluso cuando las modelos forman en lo que podría denominarse la parrilla de salida, en este caso oculta al espectador, un equipo de peluqueros y maquilladores culminan sobre labios, ojos, rostro y pelo una labor comenzada un par de hora antes. También hay quien unta de crema las largas piernas de las bellezas para que brillen ante los focos de la pasarela.

«Son los momentos más tensos. Pero con la profesionalidad y la buena voluntad de todos las cosas suelen salir bien. Lo que está claro es que, por mucho que se prepare todo antes, hasta el último momento la actividad es siempre frenética», asegura Joseph Lozano, director artístico de Cibeles. Es él quien da la orden de comienzo del desfile y quien desde un monitor interior controla que el trabajo del interior no se note en el exterior.

Es el momento de las carreras, cuando las modelos que tienen que repetir se cambian en el vestuario o en la misma trastienda de la pasarela, siempre seguidas de las estilistas. La intimidad y el pudor lo perdieron todas hace tiempo, cuando eligieron esta profesión.