Los 36 diseñadores que participan la próxima semana en desfile de moda madrileño apuran los días en preparativos. Kina Fernández será la única representante gallega
15 sep 2008 . Actualizado a las 08:52 h.«¿Corto? ¿Estamos seguras?». María Álvarez, hija de la diseñadora Kina Fernández, amenaza con unas tijeras de veinte centímetros el escote de un suntuoso vestido en el que se han consumido cuatro metros de una delicada muselina roja. Es el resultado de mucho trabajo de diseñadoras, modistas y patronistas, pero una vez colgado en los hombros de Susana, la modelo que sirve de percha en las últimas pruebas antes de la pasarela Cibeles, hay algo que no acaba de convencer al equipo. Las trabillas que cierran el escote no lucen como se esperaba. Se añade un botón y nada. Un cabujón, tampoco. Se miran telas alternativas y finalmente se opta por la medida más extrema: tijera y empezar de nuevo.
«En una colección de pasarela hay que estudiar hasta el último detalle -explica Kina Fernández, única creadora gallega en la pasarela de Madrid-. Los cierres tienen que quedar bonitos y, al mismo tiempo, tienen que ser muy cómodos, porque en el desfile hay que abrir y cerrar a toda velocidad y no te puedes arriesgar a que se rompa y la modelo tenga que salir así».
Un nuevo vistazo al vestido y María, Kina y el resto del equipo descubren que ha quedado un poco corto. A Susana le asoman demasiado los zapatos por debajo del vestido, y eso que ella, alta y escultural, no tiene tantos centímetros como otras compañeras de profesión. Problema: la tela les ha gustado tanto que han usado demasiada y no queda suficiente para confeccionar una falda nueva. Se impone una mentira piadosa. Hay que camuflar cuatro centímetros de otra tela debajo de uno de los volantes que ciñen la cadera. «Aún así, en el desfile habrá que ponérselo a una chica baja», advierte María. Una ayudante toma nota en la ficha técnica.
Kina Fernández asegura que cada uno de los modelos que llevan su firma están hechos en casa, nacidos de la inspiración propia y del trabajo del equipo, sin copias ni versiones.
Las propuestas que llevará el miércoles a la pasarela son, en realidad, los prototipos de la última, y más selecta, de las colecciones diseñadas por la firma para la primavera 2009. El resto de las líneas veraniegas ya están en el mercado de los mayoristas, así que en la fábrica coruñesa el mundo se detiene y todo el mundo se pone a cortar y coser las prendas del desfile. Cada patronista y cada modista tiene su especialidad: unas se dedican a las prendas más delicadas, otras tienen los dedos acostumbrados a las chaquetas, otras trabajan con los abrigos. Hay una experta para cada cosa y el trabajo no se intercambia.
Los diseños llevan ya casi un año en las cabezas de Kina Fernández y María Álvarez, aunque al final las prendas se producen a contrarreloj en el plazo de dos semanas y se siguen retocando hasta que empieza el espectáculo. A finales de abril, se compraron en Italia las telas con la mente puesta ya en los diseños. Los primeros dibujos se hicieron en mayo. Después llegaron los primeros patrones, que se hacen en papel y después en glasilla, una tela que se desecha. «Luego lo pasamos a limpio en la tela original y después corregimos, improvisamos hasta el último momento», cuentan.
Mañana lunes, tendrá que estar todo preparado para el traslado a Madrid, aunque siempre quedará alguna prenda de última hora que viajará hacia la fama por envío urgente.