Manolo es nombre de zapato

SOCIEDAD

En el hotel Nova Vila, pueden verse 38 modelos del mítico Blahnik en una exposición que combina diseños clásicos con la nueva colección de primavera

02 jun 2009 . Actualizado a las 11:47 h.

Manolo es nombre de zapato. Por lo menos, desde que el diseñador Manolo Blahnik ha conseguido convertir este objeto cotidiano en un producto de culto que despierta pasiones. Conquistó a la famosa Carry Bradshaw, protagonista de Sexo en Nueva York , y ayer consiguió hacer lo mismo con todas las que pasaron por Nova Vila, un pequeño hotel rural enclavado en O Salnés que ha sido elegido por este mítico zapatero para organizar la primera y única venta privada que se celebra en Galicia. Seiscientas privilegiadas han recibido una invitación para poder ver, tocar y, sobre todo, probar, uno de los 38 modelos que han viajado hasta la comunidad gallega.

Exquisito

es uno de los adjetivos que más se utilizan para definir la obra de este mítico zapatero. Y exquisita también fue la presentación preparada por Nova Vila. Los zapatos de Blahnik fueron el plato principal de un original menú. Literalmente, porque cada uno de los modelos se colocó sobre un plato de una elegante mesa en la que todo estaba listo para comenzar a comer. Todos lucían, discretamente, el precio, para que a nadie se le atragantara la factura. Tacones, colores y adornos para todos los gustos.

A Nova Vila han llegado un total de 38 modelos, 32 de mujer y otros seis de hombre. La mayoría de ellos forman parte de la colección primavera-verano del 2009, aunque también hay clásicos que ya son objetos de culto. «Es una colección más urbana. Blahnik es consciente de la situación económica, se centra en la realidad y hace zapatos para utilizar», explica Toni Rodríguez, director de la marca en España. Los verdes y azules son los colores que predominan, y las plataformas, tan de moda, no existen. «Blahnik no se ciñe a las modas. Sus zapatos son una inversión y nunca pasan de moda», añade. Apuesta por el corte salón, en negros y amarillos, con tacones de vértigo. También por la sandalia, abierta delante y detrás. Hay zapatos para todos los días, planos y cómodos, y otros para grandes ocasiones.

¿Y los precios? «No son tan caros, porque se cobra lo justo», justifica el director de la marca. Entre 400 y 500 euros de media. Pero es que cada pieza «es una obra de arte. Destaca la gran calidad. Son diseños harmónicos y cómodos», añade.

Dos son las estrellas de esta colección: Mary Jane y Sedaraby . Carry Bradshaw concede en uno de sus capítulos de Sexo en Nueva York un protagonismo especial al primero de estos modelos, un zapato negro, de corte salón por el que en Madrid hay una lista de espera de dos meses. Cuesta 580 euros. También al otro, Sedaraby -en plata, rojo o negro-, una pieza de fiesta con brillantes por el que hay que pagar 590 euros. «Son dos clásicos», afirma Rodríguez. Entre sus clientas hay bolsillos de todo tipo, «hay gente que solo puede comprar uno y otras que buscan el capricho». Porque, concluye, «me gustaría que todas las mujeres tuvieran un Blahnik». Y a nosotras también.