Después de atender al bebé fallecido, suministró correctamente el preparado a otro recién nacido
18 jul 2009 . Actualizado a las 03:31 h.La enfermera del Hospital Gregorio Marañón cuyo error causó la muerte del bebé Rayan se ofreció voluntaria a realizar esa tarea porque sus dos compañeras expertas estaban atendiendo en ese momento a otro neonato recién llegado que se encontraba en estado grave y había que hacerle una punción lumbar.
Esto es lo que asegura el informe de la inspección de la Consejería de Sanidad, que ha investigado las circunstancias que provocaron el fallecimiento del pequeño al introducirle de manera equivocada por vía intravenosa el preparado lácteo destinado a su alimentación y que tenía que haber sido introducido por vía nasogástrica. El informe resalta que, después de atender a Rayan, «administró correctamente la alimentación a un segundo neonato».
La enfermera 1, como se la denomina en el informe, está destinada en la unidad 3A de Pediatría, donde el domingo pasado había ocho pacientes y dos enfermeras. La supervisora decidió pasar a este servicio a otra profesional del la unidad de nefrología y le propuso a la que cometió el error que fuera a neonatología, «para familiarizarse con el área de cuidados intensivos, aunque sin tener ningún paciente a su cargo. La propuesta fue aceptada de buen grado.
La supervisora comprobó en dos ocasiones que la enfermera en cuestión estaba tutelada por dos compañeras del box, de unos diez metros cuadrados, donde se hallaba ingresado Rayan y otros dos pequeños más. Durante ese tiempo, «revisó la motorización de los pacientes, se familiarizó con los registros específicos de la unidad, ayudó a preparar la alimentación parenteral y los lípidos, y colaboró en una aspiración por tubo endotraqueal».
A las nueve de la noche se produjo la entrada en ese box de un niño que requería atención inmediata, que fue ofrecida por un médico, las enfermeras expertas y una auxiliar. En ese momento, otra auxiliar fue a proceder al reparto de las «nutriciones enterales», pero una de las titulares le indicó que lo retrasase, porque se precisaba su colaboración para atender al nuevo bebé. Fue cuando la enfermera que cometió el error se ofreció voluntaria. Una hora después, la bomba de perfusión avisaba de la irregularidad, y a pesar de los esfuerzos, el bebé falleció a las 11.30 del lunes.