La joven diseñadora trabaja su colección sobre modelaje para vestir a una mujer dulce pero oscura a la vez
24 feb 2010 . Actualizado a las 11:01 h.Una colección inspirada en el mundo de las muñecas de porcelana francesas e inglesas de los años treinta, reinterpretadas desde una óptica más contemporánea. Esto es lo que presentó ayer la diseñadora gallega María Barros en la última jornada de Cibeles Madrid Fushion Week, que cerró con una jornada muy en blanco y negro, con el toque exótico de las pieles de Nicolás Vaudelet.
La creadora coruñesa ha diseñado una colección otoño-invierno para vestir a una mujer de un hálito inocente, pero inquietante, y frágil, pero oscura a la vez. En su trabajo rememora el esplendor de la época victoriana, donde las tendencias oscilaban entre lo clásico y lo gótico.
Barros ha optado por idear todos sus modelos en blanco y negro, salvo leves pinceladas en rojo que le dieron emoción al desfile, para destacar dicha dualidad femenina. Los tejidos utilizados son uno de sus sellos de identidad, al echar mano casi exclusivamente de sedas, terciopelos, tules, organzas y algodones, con texturas sinuosas y volúmenes muy trabajados -también bastante típico de María Barros-, más sobre maniquíes que sobre patrones en plano.
Fue una colección muy equilibrada en cuanto a prendas, sin predominio ni de vestidos, ni de faldas, ni de pantalones. Como la colección es rica y elaborada, la diseñadora gallega ha prescindido de complementos para resaltar la sobriedad de su trabajo. Solo los zapatos siguen el juego de las creaciones, al combinar el blanco y el negro en una gran parte de las salidas, con un poco de plataforma y mucho tacón. En ellos pretende reflejar Barros la parte oscura de la mujer y su fragilidad, que no están reñidas con la imagen fuerte y segura de su carácter.
Y para cerrar la presentación de su colección 2010-2011, dedicada más a la noche que al día, la modista coruñesa encerró a una modelo en una de sus creaciones, una estructura igualmente voluminosa, a la que liberó al final de la pasarela.
Otra de las atracciones de la jornada fueron los diseños de Nicolás Vaudelet, que redibujó la silueta femenina con protecciones, hombreras y cortes ergonómicos. Para ello utilizó materiales como el neopreno y el nailon lacado o plásticos mezclados con napa, ante, piel de anguila y pelo de cabra, lo que le dio un toque exótico a su trabajo.
Por su parte, la debutante Teresa Helbig también quiso reinterpretar los años veinte y treinta, al crear una colección exquisita en materiales y diseño. Los vestidos en rosa talco, verde decó, plata vieja y negro los combinó con hojas de organza quemadas a mano y bordados.