El toro de la Vega muere ensartado por cientos de lanzas, pese a las protestas de ecologistas e intelectuales
15 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Platanito cumplió con la tradición. Murió ensartado por una multitud de lanzas en una lenta agonía de diez minutos hasta que los últimos aguijones quebraron su resistencia. El toro, de 550 kilos de peso, se incorporó al menos en dos ocasiones hasta que un jinete le asestó la lanzada mortal. La misma escena se repite en Tordesillas (Valladolid) cada segundo martes de septiembre desde el año 1453, solo que cada vez son más los opositores a una fiesta, el torneo del Toro de la Vega, declarada de interés turístico desde 1980 y que aspira a convertirse en patrimonio de la humanidad.
«Espectáculos como el toro de Tordesillas tienen que dejar de existir. España no debe mantener tradiciones tan crueles», aseguró ayer Nacho Paunero, de la Asociación de Defensa de los Animales. Igual consideración le merece a José Ramón Mallán, de Equanimal, quien lamenta que «esta barbarie no solo se siga manteniendo, sino que incluso la intentan declarar patrimonio de la humanidad y blindarla contra los que nos oponemos a ella». Pero Platanito , el toro sentenciado ayer, no es la única víctima de los festejos populares en España, ya que cada año se sacrifican en espectáculos de este tipo a cerca de 60.000 animales, incluidos los que mueren en corridas de toros y encierros, según los datos que maneja la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales. Al toro de la Vega no le dieron opción. Primero lo soltaron por las calles y luego lo acorralaron en un campo, donde lo esperaban los jinetes y el público con las lanzas preparadas.
No solo los ecologistas protestaron por la celebración del festejo, sino que un grupo de 400 intelectuales y artistas, entre ellos Pilar Bardem, Maribel Verdú, Rosa Montero o Fernando Trueba, firmaron un manifiesto pidiendo la prohibición de la fiesta.
En la polémica también terció la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, quien dijo que el debate sobre la prohibición de este tipo de festejos debe tratarse al más alto nivel con las comunidades autónomas.