Icíar Bollaín ataca a Álex de la Iglesia

m. s. c. / madrid / efe

SOCIEDAD

29 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La rocambolesca dimisión de Álex de la Iglesia como presidente de la academia de cine, anunciada a través de la prensa y retransmitida vía Twitter, es el enésimo capítulo de una institución que no gana para disgustos. «Cuando la fundamos pusimos dos condiciones: que no fuera reivindicativa y que la gente fuera a los Goya de esmoquin. No nos han hecho caso en ninguno de los dos casos», decía el fallecido Luis García Berlanga.

La dimisión de Álex de la Iglesia por motivos políticos (el desacuerdo con la ley Sinde) vuelve a contradecir esa máxima y ha sido lamentada por Icíar Bollaín mediante un comunicado. De la Iglesia, según la vicepresidenta de la academia, «ha abierto una crisis innecesaria y muy dañina» para el cine español. «No considero que sea el papel del presidente de la academia mediar en una ley ni participar en su redacción», aseguró la directora.

Bollaín afirmó que, en las últimas semanas, «Álex de la Iglesia ha estado representándose a sí mismo y no al colectivo que le votó». Explicó que en la reunión extraordinaria de la junta de la academia celebrada el jueves le habían tenido que dar al director vasco un «tirón de orejas». «Desde el principio me pareció que, si quería dimitir, debía hacerlo y marcharse en ese momento», añadió Bollaín, quien adelantó que no será candidata a sustituirlo.

«Síndrome de Estocolmo»

Gerardo Herrero, productor de Balada triste de trompeta, la última película de De la Iglesia, afirmó en el diario Abc: «Álex ha perdido la cabeza con el Twitter. Le ha venido un síndrome de Estocolmo con los internautas. Es como si el Ministerio de Sanidad negociara con los traficantes de cocaína cómo se hace una ley y si la coca debe ser de mejor calidad y se habla del tema con la gente que tiene problemas con ella».

Algunos de los cineastas internacionalmente más reconocidos han tenido sus sinsabores con la academia y la politización de las galas de los Goya ha contribuido a la mala imagen del cine español. José Luis Garci se dio de baja un día antes de la 13.ª ceremonia de los Goya, en la que su película El abuelo tenía 13 nominaciones, tras ser acusado de compra de votos.

Pero el caso Garci no acabó allí: cuando su filme You Are The One fue preseleccionado para el Oscar en el año 2001, Rosa María Sardá, académica, mostró su estupefacción porque había sido estrenada en solo un cine. Marisa Paredes, entonces presidenta de la Academia, no ayudó al decir: «No se qué pasa que cada vez que el señor Garci hace una película se produce una polémica».

La actriz, que también dimitiría en el 2004 como presidenta, había asumido el chaparrón de una de las ediciones más polémicas un año antes: la del famoso «no a la guerra». La politización de aquella gala, presentada por Guillermo Toledo y Alberto San Juan, causó malestar en el Ministerio de Cultura.

Álex de la Iglesia, en cambio, sí trabajó por la cohesión del sector, consiguiendo la aparición sorpresa de Pedro Almodóvar en los últimos Goya. El realizador, tras llevarse disgustos como salir de vacío con las quince nominaciones de Átame, se dio de baja en el 2004 al recibir La mala educación solo cuatro candidaturas.

«De la Iglesia ha abierto una crisis innecesaria y muy dañina»

Icíar Bollaín