Mónaco respira aliviado: por fin se casó Alberto II

ana m. echeverría MÓNACO / AFP

SOCIEDAD

02 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El rico principado de Mónaco respiró aliviado ayer tras el matrimonio civil de Alberto II con la sudafricana Charlene Wittstock, que puso fin a la incertidumbre desatada por rumores de una crisis en la pareja.

El heredero de una dinastía que reina desde hace más de 700 años y la ex campeona de natación sudafricana se dieron el sí en una breve ceremonia en la sala del Trono del medieval palacio de Mónaco.

Vestida con un traje largo azul cielo, el color de sus ojos, diseñado por ella misma, la sirena rubia y alta de 33 años recibió el título de alteza serenísima princesa de Mónaco, tras contraer matrimonio civil con el jefe del segundo Estado más pequeño del planeta, 20 años mayor que ella.

«Los declaro marido y mujer», dijo a la pareja Philippe Narmino, presidente del Consejo de Estado, quien le advirtió a la novia, que todavía no habla francés: «Se casa usted con un príncipe, pero también con un país»,

El matrimonio civil, que duró escasos 15 minutos, despejó el suspense que pesaba sobre Mónaco tras las informaciones de prensa que apuntaban que hace unos días Wittstock estaba decidida a suspender todos los preparativos de la boda y tomar un vuelo «sin retorno» rumbo a Sudáfrica, a raíz de «revelaciones» sobre Alberto.

La pareja salió luego al balcón del Palacio, a saludar a varios miles de monegascos que agitaban banderas con los colores blanco y rojo del principado: «Llevamos años esperando que el príncipe se case y nos dé por fin un heredero», decía Raymonde, una vecina de 81 años. Hoy será la boda religiosa y la verdadera fiesta popular.