¡Cuidado! No toquen el satélite

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Los restos de un ingenio de la NASA podrían tocar mañana la Tierra

22 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

No se sabe ni dónde ni cuándo, pero sí se conoce con toda seguridad que caerá en la Tierra. Este es el destino del satélite de observación atmosférica UARS, puesto en órbita en 1991 y sobre el que la NASA ha perdido el control. Lo previsible, aunque sobre este aspecto tampoco existe una gran certeza, es que el ingenio espacial llegará mañana, viernes, convertido en un amasijo de chatarra. Lo hará a una velocidad de entre 15.000 y 25.000 kilómetros, por lo que, por el efecto de rozamiento con la atmósfera, quedará prácticamente desintegrado. De su peso inicial de cerca de seis toneladas, con un tamaño similar al de un autobús, apenas quedarán 26 fragmentos que en su conjunto pesarán poco más de 500 kilos. Son, en teoría, los que caerán sobre la superficie terrestre. Este, al menos, es el pronóstico de la NASA, aunque sobre este aspecto hay más interrogantes que certezas.

«Todavía es demasiado pronto para predecir la hora y la localización de la reentrada del satélite», aseguraba ayer un portavoz de la agencia en su última actualización sobre el suceso.

El satélite es de tamaño medio, por lo que, a priori, la posibilidad de que provoque una catástrofe es mínima. Pero, aun así, es el ingenio de mayor peso que caerá de forma incontrolada a la Tierra desde el Pegasus 2, que se precipitó en noviembre de 1979 sin causar daños. Por si acaso, la NASA ya ha establecido sus cálculos para tranquilizar a la población: solo existe una posibilidad entre 3.200 de que uno de los 26 objetos que se espera que sobrevivan a la desintegración caiga sobre una persona. Y también lanza un mensaje: «Si alguien encuentra un pedazo de satélite, que no lo toque». Existe la posibilidad de que sean tóxicos. A falta de certezas sobre dónde caerán los objetos, la primera estimación apunta que podrían hacerlo entre el norte de Canadá y el sur de Sudamérica, aunque bien podría ser en el océano. Ayer, la agencia espacial rusa matizó las predicciones: caerá en Papúa Nueva Guinea, en el mar de Coral. ¿Cuándo? Sobre las diez y cinco de la noche, hora española.