La sonda rusa Fobos Grunt cayó ayer, tal como se esperaba, en la superficie terrestre. Los restos del aparato, que tiene un valor de unos 120 millones de euros, impactaron en el océano Pacífico, según informaron las autoridades rusas y recogió Interfax.
Los fragmentos que no se quemaron al entrar en la atmósfera terrestre cayeron al mar en torno a las seis de la tarde (hora española), según dijo el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Alexei Solotuchin. Según Interfax, las autoridades registraron la caída desde diferentes estaciones terrestres. Por el momento, se desconocen más detalles del lugar en que cayó.
Correcciones del trayecto
Los expertos corrigieron sus pronósticos una y otra vez y finalmente habían señalado el Atlántico como lugar del impacto. La posibilidad de que algunos restos cayeran sobre humanos era muy reducida -la mayor parte de la superficie de la Tierra es océano-, pero tampoco se descartaba.
Las sustancias tóxicas del tanque de combustible y el cobalto radiactivo que llevaba a bordo se quemaron, según la agencia rusa Roskosmos. Claro que la misma fuente señaló que la sonda, de 13,5 toneladas de peso, iba a quedar destruida por el calor al ingresar en la atmósfera.
Tras su lanzamiento el 9 de noviembre, la sonda nunca se situó en la dirección deseada, sino que orbitaba en círculos cada vez más pequeños alrededor de la Tierra.