Autoridades de todo el mundo en una ceremonia única

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

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Delegaciones de 132 países acudieron a la misa y posterior recepción papal

20 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Eran 132 las delegaciones presentes ayer en la plaza de San Pedro para asistir la misa de entronización de papa Francisco. Todas colocadas según un riguroso protocolo, flanqueando el altar, y después fueron recibidas por el papa según el orden alfabético.

La Santa Sede no invita a estas ceremonias y se limita a «informar», por eso cada país envía delegaciones de diverso nivel y número. Como era de esperar, la delegación más numerosa fue la argentina, con su presidenta Cristina Fernández de Kirchner al frente y sentada al principio de la primera fila. También Italia, como país que acoge al Estado del Vaticano, tenía una destacada representación -el presidente Giorgio Napolitano y su esposa; el presidente del Senado, Pietro Grasso y su esposa; y el primer ministro Mario Monti con su cónyuge, que se sentaban más atrás-. En primera fila estaban también los reyes de los belgas, Alberto y Paola, y los archiduques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa. Las dos damas eran las únicas vestidas de blanco, privilegio que tienen por ser reinas de países católicos. También muy cerca de ellos estaba otro monarca, Alberto príncipe de Mónaco y Charlene. Con ellos todos aquellos que son presidentes de sus países, como Heinz Fischer de Austria, Stephen Harper de Canadá, Bronis?aw Komorowski de Polonia o Aníbal Cavaco Silva de Portugal. Aquí la representación de América Latina era abundante. No faltaron entre otros Sebastián Piñera de Chile, Enrique Peña Nieto de México, Dilma Rousseff de Brasil y Rafael Correa de Ecuador.

Muy discutida fue la presencia del presidente de Zimbawe, Robert Mugabe que tiene prohibida la entrada en la Unión Europea, a la que no pertenece el Vaticano. Para poder acudir a la ceremonia papal solicitó «viaje por motivo religioso», reconocido en el derecho internacional.

Tres países mandaron a sus príncipes herederos, entre ellos España. A la derecha de los Asturias se sentaban los príncipes de Orange, que en menos de dos meses serán los reyes de Holanda, y el de Barehin, a la izquierda. La delegación española se completaba con el presidente del Gobierno Mariano Rajoy y esposa y los ministros José Manuel García-Margallo, Alberto Ruiz-Gallardón y Jorge Fernández Díaz, que se sentaron detrás, tal y como manda el protocolo. El príncipe habló con el papa de la salud del rey y le invitó a visitar nuestro país, que Francisco dejó sin contestar con un «bueno, como estamos tan cerca...».