Europa lanza una misión al centro magnético de la Tierra

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Un gallego es el responsable de los satélites en un proyecto sin precedentes

23 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Que usted y la humanidad entera puedan sobrevivir se debe a un turbulento océano de hierro líquido del tamaño de Marte, calentado a más de 4.000 grados, que se encuentra justo a 3.000 kilómetros bajo sus pies, en el núcleo exterior de la Tierra. Al igual que la dinamo de una bicicleta, la circulación de este gigantesco mar genera corrientes eléctricas con su correspondiente campo magnético, solo que su influencia alcanza miles de kilómetros sobre nuestras cabezas. Es un potente imán que genera la magnetosfera, una descomunal burbuja que protege al planeta y a sus habitantes de las partículas de alta energía que llegan del Sol y del espacio exterior. Sin este escudo protector la atmósfera no existiría como tal y la vida en el planeta sería prácticamente imposible.

Pero este campo magnético se está debilitando, e incluso podría llegar a estar a punto de invertir su polaridad, de tal modo que el norte pueda llegar a ser el sur. Su intensidad se ha reducido hasta un 15 % en los últimos 150 años. ¿Por qué ocurre este fenómeno?, ¿qué implicaciones tiene? Estas y otras preguntas son las que intentará responder la misión Swarm de la Agencia Espacial Europea, un enjambre de tres satélites puestos ayer en órbita que ofrecerán un análisis con un detalle sin precedentes del campo magnético terrestre y de su evolución. Es un proyecto de cuatro años y un presupuesto de 235 millones de euros que tiene a un gallego, al vigués Juan Piñeiro, como responsable de las operaciones de los tres satélites. Piñeiro es el jefe del Equipo de Control de Vuelo en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) que la ESA tiene en Darmstadt (Alemania).

Tormentas solares

«Todo ha ido perfecto», explica Juan Ventura, portavoz de la Agencia Espacial Europea en España. «El estudio del campo magnético -añade- nos ofrecerá una mejor comprensión de nuestro planeta. Es verdad que se ha producido un debilitamiento y que existe la posibilidad de un cambio de polaridad». La misión está diseñada para medir desde el espacio las señales emitidas por el núcleo, el manto, la corteza, los océanos, la ionosfera y la magnetosfera del planeta. De esta forma se podrá entender la relación entre el campo magnético y el movimiento del hierro fundido en la capa externa del núcleo y entre la conductividad eléctrica del manto y su composición, así como el proceso de magnetización a lo largo de las épocas geológicas. «Nos permite estudiar desde el interior de la Tierra hasta el efecto del Sol en la magnetosfera», subraya Juan Ventura. También se ofrecerán datos de cómo las tormentas solares consiguen burlar en ocasiones este campo magnético y provocar daños en los satélites y en las comunicaciones y sistemas eléctricos terrestres. Una zona del sur del Atlántico, donde la intensidad de este escudo es especialmente débil, supone ya un auténtico problema.