Wendy Deng pasó de ser la esposa devota del magnate de la comunicación Rupert Murdoch a una adúltera casquivana. Todo ocurrió el pasado verano, cuando el dueño de News of the World, The Times y The Sun se enteró de que su esposa sentía algo más que amistad por el expremier británico Tony Blair, y tal vez por el presidente de Google, Eric Schmidt.
En ese momento, la relación con Blair quedó en cotilleo tras la negativa de los implicados a hacer comentarios, negativa de los Blair incluida, pero esta semana la edición norteamericana de Vanity Fair rescataba una nota manuscrita de la propia Wendy recordando las bondades de Blair, sus ojos y piernas.
En paralelo, en el texto se volvía a mencionar la relación de la entonces todavía señora Murdoch con Eric Schmidt, y hacia él se han ido todos los ojos. La vida privada del líder de Google es foco de comentarios porque su matrimonio con Wendy (no Deng, sino Schmidt) es abierto, es decir, aceptan amantes, que Eric busca entre mujeres exitosas y fuertes, el perfil de la ex de Murdoch.