El pensador Santiago Alba Rico (Madrid, 1960) abrió ayer en Pontevedra la Semana Galega de Filosofía dedicada a la revolución, poniendo en cuestión el papel de las nuevas tecnologías como favorecedoras de procesos de cambio. Para Alba Rico «es tan absurdo pensar que las nuevas tecnologías son las que causaron las revoluciones árabes como pensar que fue el tren el responsable de la revolución rusa». «Las nuevas tecnologías -agrega- sirven cuando la gente ya está en la calle, pero no para sacarla a la calle».
-Hablando de revolución, ¿cómo se explica que con la situación actual no haya estallado en España?
-Por lo que Passolini llama el hedonismo de masas. Decía que lo que no consiguió el fascismo, que era acabar con la cultura popular de resistencia, lo había conseguido la televisión y el Fiat en pocos años. En España nos incorporamos de manera tardía a ese proceso de enriquecimiento relativo, de identificación de riqueza y autoestima. Hay una necesidad de creer que la crisis es provisional y que vamos a volver a ser lo que éramos. Y se soportan cosas que de otro modo serían insoportables.
-Usted fue guionista de «Los Electroduendes», otra revolución en la programación infantil de la tele. ¿Tendrían hoy cabida?
-Hoy es totalmente impensable, yo mismo cuando leo algún guion me quedo casi aterrorizado de mí mismo. En aquellos años fue una grieta por la que se colaron discursos que hoy serían imposibles. No es casualidad que el programa se suspendiera en el 88 coincidiendo con la ley de las privadas. A partir de ahí, el modelo de las privadas dominó todas las televisiones incluida la pública y sus fundamentos de servicio al ciudadano y de libertad se vieron interrumpidos. Y pasamos de un umbral lleno de posibilidades a una Edad Media en colores, que es donde vivimos. Y me refiero a un poco en todo. Estamos retrocediendo en derechos y bajo el último Franco algunos derechos sociales eran mayores de los que empezamos a tener hoy. Ha habido un retroceso bestial, pero eso, en colores. Entonces me parece que la resistencia frente a esos retrocesos es menor.
-Vive en Túnez desde hace años. ¿Cómo están las cosas tras la revolución?
-Es una excepción al resto del mundo árabe. Es consolador saber que donde podía haber muerto la revolución hace apenas tres meses, pues ha conseguido mantenerse a flote, aprobar una constitución laica liberal y aprobarla bajo un gobierno islamista, demostrando que es necesario integrar políticamente a los islamistas moderados.