«Hacia el 2050 los ricos podrán vivir de forma indefinida»

SOCIEDAD

El autor de «de animales a dioses» sostiene que la humanidad vive una revolución sin precedentes que permitirá a los seres humanos adquirir capacidades que hasta ahora se consideraban exclusivamente divinas

28 sep 2014 . Actualizado a las 20:10 h.

Especializado en historia medieval y militar, pero interesado desde hace mucho tiempo por lo que llama «las grandes cuestiones de la condición humana», como por ejemplo «por qué los seres humanos están insatisfechos pese al gran poder que tienen y todo lo que han logrado, el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén Yuval Noah Harari publicó hace tres años en Israel «De animales a dioses. Breve historia de la humanidad» (Debate). Ya ha vendido 300.000 ejemplares y lleva tres años encabezando las listas de superventas, lo que resulta sorprendente para un libro de ensayo de estas características. Su libro se ha traducido a una veintena de idiomas.

-¿Nos hemos convertido en dioses?

-La clave son las nuevas tecnologías que hemos ido desarrollando en las últimas décadas. A lo largo de la historia los seres humanos han creado herramientas, como los utensilios de la agricultura, los vehículos, etc, pero su cuerpo y su mente han seguido más o menos igual. Tenemos el mismo cuerpo y la misma mente que nuestros ancestros hace decenas de miles de años. Pero ahora estamos adquiriendo nuevas tecnologías como la ingeniería genética que nos permitirán en un futuro bastante cercano cambiar por primera vez en la historia no solo nuestras herramientas sino también nuestros cuerpos y nuestras mentes y adquirir capacidades y habilidades que siempre consideramos divinas, como vivir indefinidamente, modificarnos como queramos y crear otros seres de acuerdo con nuestros deseos.

-Asegura que desde la aparición del homo sapiens este es el punto de inflexión más decisivo.

-Sí. Si estas tecnologías cumplen lo que prevén los científicos será la mayor revolución de la historia. Tras 4.000 millones de años de evolución según los principios de la selección natural ahora la vida va a empezar a evolucionar de acuerdo con el principio del diseño inteligente.

-¿Estamos preparados para manejar todos estos adelantos científicos?

-No, y ese es el gran peligro. Los seres humanos han generado grandes revoluciones, pero solo entendían las consecuencias a corto plazo, sin comprender cuáles tendrían a largo plazo.Esto ocurrió en la revolución agrícola, en la industrial y esta pasando ahora. Hay un gran miedo de que estemos adquiriendo grandes poderes y no sepamos cómo utilizarlos de forma adecuada.

-Usted ha alertado de que corremos el peligro de que los avances en el campo de la medicina y la biología nos conduzcan a unas sociedades más desiguales que nunca.

-Sí, ese es uno de los graves peligros. Es muy probable que estos avances no estén a disposición de todos al mismo tiempo. Los ricos van a poder pagárselos antes que los pobres y esto nos llevaría por primera vez en la historia a una situación en que haya castas o clases biológicas. A lo largo de la historia ha habido muchas diferencias entre los ricos y los pobres, políticas y económicas, en poder adquisitivo, pero no en sus capacidades biológicas básicas. En el siglo XXI puede haberlas. Los ricos no solo van a poder disfrutar de una mejor salud, sino que van a poder ser más inteligentes, más valientes, más capaces, mucho más que cualquier otro ser humano que no pueda permitirse comprar esas capacidades.

-¿Llegará un momento en que serán inmortales?

-Hay muchos científicos que creen que en unas cuantas décadas vamos a disponer de tratamientos que nos permitan vivir de forma indefinida. Esto ya no es ciencia ficción. Hacia el 2050 habremos vencido la enfermedad y la vejez, así que los ricos podrán vivir indefinidamente. Y sin duda muchos de los hombres más ricos del mundo tienen ese objetivo en mente. A lo largo de la historia la muerte siempre ha puesto a todos los seres humanos al mismo nivel. Los pobres debían consolarse pensando que durante su vida había una gran diferencia con los ricos, al menos la muerte los igualaba, ya que los reyes, los emperadores, los más poderosos morirían igual que ellos. Pero en un futuro no muy lejano podríamos encontrarnos en una situación en que los pobres seguirán muriendo y los ricos serán los únicos que tengan suficiente dinero para pagarse carísimas revisiones técnicas de su cuerpo para vivir indefinidamente. Eso no quiere decir que serán inmortales, porque podrán morir en un accidente o ser asesinados, pero su vida ya no estará condicionada por la enfermedad y la vejez. La muerte se ha considerado siempre el destino de los hombres, Dios dijo que debemos morir y no podemos hacer nada para cambiarlo, pero la ciencia no acepta esto, porque la muerte no es más que un problema técnico. Y según la ciencia, todo problema técnico tiene una solución técnica. Si invertimos dinero y energía seguramente podremos vencer ese problema técnico que es la muerte y vivir de forma indefinida.

-Sostiene que las religiones tradicionales ya no dan respuesta a los problemas de hoy.

-Sí, están obsoletas. En el siglo XXI van a aparecer nuevas religiones, las tecnorreligiones. Todos los objetivos de las religiones tradicionales van a poder alcanzarse a través de la tecnología. Por ejemplo para vivir siempre ya no será necesario morir e ir al cielo, el paraíso puede estar en la tierra gracias a la tecnología.

-En esta línea, ha dicho que el conflicto palestino-israelí o el surgimiento del Estado Islámico son problemas muy menores si se compara con la revolución científica.

-Son irrelevantes si se comparan con la gran revolución tecnológica del siglo XXI. Lo importante es lo que está pasando ahora en Silicon Valley. Los países que encabezan esa revolución dominarán el mundo. Y otros como Irak, Siria o Libia quedarán totalmente relegados y seguramente desaparecerán.

-¿El hombre es más feliz hoy que sus ancestros?

-El ser humano es mucho más poderoso que nunca, se nos da muy bien adquirir poder, pero no traducir ese poder en felicidad. Por consiguiente, no somos más felices que antes. Hay dos razones fundamentales. En primer lugar, cuando mejora la situación también aumentan las expectativas. En países como España la gente vive hoy en mejores condiciones que nunca, sufre muchísimo menos de hambre, enfermedades o guerras, pero al mismo tiempo, a medida que han ido mejorando sus condiciones de vida sus expectativas también lo han hecho. Queremos muchas más cosas de las que querían nuestros abuelos. La felicidad depende no solo de las condiciones de vida, sino también de nuestras expectativas. La segunda razón es que la felicidad y la satisfacción están determinadas por mecanismos bioquímicos que controlan nuestras emociones. La gente no se siente feliz o miserable por cosas que ocurran en el exterior, sino, según la biología, por las sensaciones placenteras que sientan en su interior. Cuando uno gana a la lotería tiene una efervescencia de sensaciones placenteras, pero no permanecen en el organismo, son efímeras, pasan rápidamente. Los seres humanos siempre quieren más, independientemente de lo que consigan. Los logros de la humanidad son sorprendentes, llegamos a la luna, dividimos el átomo, descodificamos el ADN. Se podría esperar que la gente fuera muy feliz, pero no es así.

-En muchos países cientos de millones de personas mueren de hambre y trabajan como esclavos.

-Lo que he descrito anteriormente se refiere a las clases medias de países como España. Las condiciones de vida de muchos millones de personas, pese a todo ese poder que el ser humano ha conseguido, son peores que hace miles de años. La vida cotidiana de un trabajador de Bangladés es mucho más dura que la de sus ancestros, que eran cazadores y recolectores que vivieron 20.000 años antes. Nuestro cuerpo y nuestra mente han evolucionado durante millones de años, adaptándose a ser cazadores y recolectores, a trepar a los árboles, coger sus frutos, correr detrás de una gacela en la sabana, no estaban acostumbrados a trabajar confinados en una fábrica con ese ruido y ese humo, de forma monótona. Hoy hay muchos países del tercer mundo donde la gente trabaja diez, doce, catorce horas al día siete días a la semana, mientras los cazadores y recolectores de hace 20.000 años trabajaban cinco o seis y les llegaba para lograr el alimento que necesitaban.

-¿Considera que el fin del homo sapiens está cerca?

-Sí, creo que en un plazo máximo de 200 años no existirá el homo sapiens, pero no se trata de una predicción apocalíptica, no creo que vaya a producirse una gran catástrofe, como una guerra nuclear, sino un proceso gradual que el ser humano va a emprender de forma voluntaria, vamos a utilizar las nuevas tecnologías para modificar nuestros cuerpos y nuestras mentes de forma paulatina y progresiva, paso a paso, hasta que dejemos de ser homo sapiens y nos hayamos convertido en una clase muy diferente de ser. Creo que vamos a tener cualidades físicas y mentales más diferentes en relación al homo sapiens actual que las que existen ahora con los chimpancés o los neardentales.