Los alemanes y el gen de la movilidad

SOCIEDAD

Pocos germanos deben de tener la variante del gen DR4 propia de los nómadas; así en el aeropuerto hacían una enorme cola ante unos servicios sin ir a buscar otros

20 sep 2015 . Actualizado a las 10:36 h.

Estoy volviendo de Berlín, donde, por cierto, llovía como en Santiago y, como llevo una temporada que adonde quiera que vaya llueve y viajo justo los raros días en que en Galicia hace sol, diría, si fuese supersticioso, que me persigue una nube y que la culpa del mal tiempo en Galicia es mía.

Fue una reunión intensa y cansada, pero luego en el aeropuerto no pude menos que observar y pasar un rato divertido mirando de nuevo las colas. Había tres salidas simultáneas de Air Berlín, una a Stuttgart, otra a Roma-Fiumicino y la mía a Madrid. Como siempre, las de los alemanes y españoles, bien organizadas, y la de Roma con dos colas solo de alemanes y los italianos en un grupito en el medio entre ellas y, por supuesto, colándose y entrando primero. Pero lo alucinante eran dos enormes colas para los servicios, una de hombres y otra de mujeres, todos alemanes. A menos de cincuenta metros había otros servicios sin nadie en ellos y a cien metros otros, que no se veían desde donde estaban, y yo me preguntaba cómo no iban a buscarlos y exploraban un poco. Entonces, me acordé del gen DR4.

Este es un gen muy curioso. Tiene dos variantes: una tiene una letra A repetida y la otra no. Hace ya bastantes años alguien comprobó que en las poblaciones nómadas casi todos tenían una de las variantes, la que tenía la A repetida, y en las poblaciones desde hace tiempo asentadas la mayoría tenía la otra. Esto se ha relacionado con el novelty seeking, la búsqueda de la novedad, y la movilidad. La gente de los pueblos nómadas necesita moverse mucho para sobrevivir y encontrar agua y comida para su ganado, y, por eso, hay más gente con esa variante. Una variante que, por cierto, también tienen con más frecuencia las personas que padecen TDAH, el síndrome de déficit de atención e hiperactividad.

Mirando aquello me dieron ganas de ponerme a investigar cómo de frecuente es la variante del gen DR4 en los distintos países, y creo que acertaría si apostase por lo que se iba a encontrar. Pocos alemanes deben de tenerla y por eso seguían en la cola. Como tenía tiempo me dedicaba a salvar a señoras alemanas que se veía que se meaban, diciéndoles que allí al lado tenían otros baños muy bien indicados, y me quedaban muy agradecidas.

Los alemanes son muy organizados, pero carecen de ese gen de la movilidad. Les gusta viajar a sitios aislados en contacto con la naturaleza y, por cierto, siempre escogen los mejores, pero para asentarse, construir algo y, si es posible, formar una colonia.

Los españoles e italianos somos más hiperactivos, nos gusta más buscar novedades, cambiamos de sitio y está claro que seguramente somos menos eficaces en la producción, pero no nos quedamos parados sin explorar un poco antes de reventar con las ganas de mear.

Ya me preocupa un poco más que, según varios estudios publicados, la variante con la letra repetida sea más frecuente en las personas infieles que en las que siguen con una pareja toda la vida, pero, al menos, es más infrecuente en los seguidores fanáticos de ideas o religiones.

Lo que no se ha investigado todavía es el gen de la limpieza, y este sí que lo debemos tener aquí un poco chungo, porque hay que ver quién se atreve a sentarse en un servicio de un aeropuerto en España. Un amigo mío ponía papeles con un consejo en los servicios de los hombres, tan frecuentemente salpicados y sucios. El consejo era un poco redicho, pero me hacía mucha gracia. Decía: «Al evacuar aguas menores, tenga cuidado al controlar la dirección del chorro. Si le resulta difícil, hágalo sentado». Pero se ve que el mensaje no cundió.