


























Rusia celebró la Epifanía con miles de inmersiones y temperaturas más templadas
20 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Rusia ya no es lo que era. Ni militarmente -a pesar de Putin-, ni tan siquiera en el clima extremo, que ya no lo es tanto, con el permiso de Siberia. Ahora, incluso allí, los mamuts salen a la superficie debido a las altas temperaturas. La culpa es toda del cambio climático. El fenómeno de El Niño ha sido benévolo con los miles de bañistas que en el país más grande del mundo celebran el bautismo de Cristo lanzándose al agua helada de ríos y mares. Es lo que conocen en tierras eslavas como la fiesta de la Epifanía. En España, esta costumbre de desafío al frío se asocia al Año Nuevo, con gente tirándose al mar con gorro de Papá Noel a juego.
En Moscú, el río Moscova de aguas siempre turbias, acogió ayer a unos 70.000 atrevidos bañistas para purgar pecados o pasar el rato. Pero el chapuzón, en el que se mezcla un sentido cristiano ortodoxo con otro más propio de manciñeiros, curanderos y paganismo light se hizo con menos prevención que otros años. Los termómetros mantienen temperaturas elevadas y anómalas para un país en el que el hielo siempre cruje en invierno bajo las suelas.
Los popes dirigen el ritual con bendiciones y crucifijos que besan los fieles antes de saltar sobre los témpanos. Las unidades médicas velan para que a nadie le dé una hipotermia. Esta semana, los mercurios moscovitas marcaron valores altos para la época. Doce bajo cero fue la mínima. Grados que a los locales le saben a poco, acostumbrados a que el aire congele desde la catedral de San Basilio hasta a la momia de Lenin.
Los rusos celebran con pasión el bautismo de Cristo, que lo hizo en aguas más calientes, las del Jordán. Sin miedo, y hasta en piscinas hinchables, todo vale. El 7 % de su población participa en esta inmersión ceremonial. Putin estará orgulloso de sus valientes. Las aguas del Moscova, cada vez, se parecen más a las del Jordán.