
Una madre y dos hijas con cáncer de mama hereditario impulsan un cambio para que los enfermos oncológicos reciban más apoyo económico y no acaben siendo excluidos sociales
02 oct 2016 . Actualizado a las 11:33 h.Las dos palabras más bonitas que hay, sostiene el cáustico Woody Allen, ya no son «te quiero». Son «es benigno». Pero cuando el tumor no es benigno, el saber popular lo llama con una palabra fea y rotunda: «el bicho». A Raquel Martínez Deus, a su hermana Inés, y a su madre Carmen, les atacó el mismo bicho y, aunque su cáncer de mama está asociado a la belleza de Angelina Jolie, es feo y agresivo. «Me han sacado los pechos y los ovarios», explica Raquel con una crudeza que estremece. Primero pasó por el mismo trance su hermana, Inés, vecina del municipio coruñés de Cariño. Luego Raquel y su madre que, durante un tiempo, alternaban la quimio en el hospital: «Yo iba una semana y ella otra», relatan las tres, bajo el sol otoñal, en el barrio coruñés del Ventorrillo. Raquel y su madre viven en A Coruña desde hace años. Hablan ante la cristalera del pequeño apartamento de Carmen en la se puede leer Costureira: «Ahora ya no coso, bueno para la familia que te vienen las nietas y dicen si puedo arreglar esto o hacerles unos cojines...», comenta esta madre de seis hijos.
Pueden hablar durante horas de cómo han sido de duros los últimos cinco años, de como siguen con la reconstrucción de los pechos, del trallazo que le supuso a Raquel escuchar como su hija, de nueve años, se rebelaba ante la propagación del bicho en la familia: «Primero la tía, luego tu y ahora la abuela...».
La pequeña, menuda y monera, -una futura Angelina- está atenta a todo, escucha y mira. «Cuando cumpla los 18 años le empezarán a hacer pruebas para controlar si le afecta a ella también», explica Raquel, que tiene otro hijo mayor y está separada. Ella es la que puso en marcha hace un tiempo una recogida de firmas para que los enfermos de cáncer tengan una mayor ayuda económica. «Hay mucha gente. La primera vez que fui al Materno (el hospital) a poner la quimio allí había por lo menos cien personas», evoca.
Más a los perros que al cáncer
Luego sigue explicando como una persona estaba a punto de perder el piso porque, al no poder trabajar, no podía pagar la hipoteca. «Los bancos tampoco te explican nada porque yo conseguí una moratoria de cinco años en la hipoteca pero ellos no te dicen nada». A Raquel le han dado una invalidez por la que cobra 395 euros al mes «pero para proteger un hogar no te llegan, y hay gente que no lo queda nada».
Abrió una recogida de firmas en Change.org «pero va muy lento, debe haber unas 600; me dijeron que si ponía 10 euros me lo movían, los puse pero va igual de lento. Hay más firmas pidiendo que los perros puedan ir a la playa que en esto». También fue al Ayuntamiento de A Coruña «y me dijeron que la idea estaba bien, pero que no era cosa de ellos, sino de la Seguridad Social», explica Raquel, que intentó ponerse en contacto con la viguesa Beatriz Martínez, abogada y periodista que había reunido más de 240.000 firmas para pedir un cambio en la ley de la Seguridad Social.
«En el Congreso ya plantearon lo de ayudar a los enfermos de cáncer en paro, y no salió adelante porque el PP votó en contra, pero lo que yo planteo es que no sea algo solo para los parados», explica Raquel, que también acudió a la Asociación contra el Cáncer: «Ahí te ayudan durante seis meses pero después ya no».