Del esfuerzo épico de Gómez Noya a las crónicas americanas de Richard Ford

Paulo Alonso / Agencias REDACCIÓN, OVIEDO / LA VOZ

SOCIEDAD

El triatleta gallego vive hoy uno de sus días cumbre en los premios Princesa de Asturias

21 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de tres meses sin poder competir por una fractura en el codo izquierdo, Javier Gómez Noya saborea el mayor reconocimiento de su vida. El pentacampeón mundial de triatlón recibe esta tarde en el Teatro Campoamor el premio Princesa de Asturias de los Deportes por una trayectoria «ejemplar». Ahora que el atleta ferrolano pone de nuevo en marcha los engranajes de su cuerpo de extraterrestre, la distancia entre sus últimos éxitos y el aplauso que le brindarán hoy los 1.700 invitados al acto, reviste la concesión del galardón de un aura de justicia poética. El rey Felipe VI preside acto, que no llega a rebufo de su última medalla.

Gómez Noya (Basilea, 1983) comenzó a acumular méritos para la concesión del premio cuando era un niño. Su familia le arropó en el momento más delicado de su vida, el que curtió su carácter de deportista espartano y luchador. Con 17 años le diagnosticaron una válvula aórtica bicúspide y le recomendaron olvidar el triatlón. Pero eligió consultar con nuevos médicos y defender que el diagnóstico de sus especialistas no lo convertía en un inconsciente que quería arriesgar su vida a cualquier precio. Comenzó a alimentar entonces su extraordinaria capacidad de superación ante las adversidades. Después ganó cuatro Europeos, cinco Mundiales y una plata olímpica. Y se labró una imagen modélica entre el público y sus rivales. Por eso su carrera vital y deportiva encierra el espíritu de un premio que se concede a la persona que, «además de la ejemplaridad de su trayectoria, haya contribuido con su esfuerzo, de manera extraordinaria, al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión del deporte». 

Entrenando para el 2017

Lesionado unas semanas antes de los Juegos Olímpicos de Río, Gómez Noya sufrió una fractura en la cabeza del radio que aún le molesta ahora que comienza entrenar con la vista puesta en el 2017. La entrega del premio Princesa de Asturias marca en cierto modo el inicio del camino hacia su reaparición, que fija para el próximo mes de marzo en Abu Dabi.

A la ceremonia, además de los Reyes, acudirá la reina Sofía, pero no asistirán ni la princesa Leonor ni la infanta Sofía. En este acto, el triatleta gallego comparte honores con grandes nombres de diferentes disciplinas. El Campoamor rendirá homenaje al aliento literario de Estados Unidos, la entrega a los escenarios teatrales, la devoción hacia la cultura clásica, la protección de la infancia y el medio ambiente, los avances en las prótesis biónicas, y las imágenes que no pierden de vista desastres de la guerra.

Abrirá el turno de discursos de los galardonados el escritor Richard Ford, distinguido en el apartado de las Letras. Ford, el último gran cronista de América, dará paso a la actriz Nuria Espert, reconocida en la categoría de Artes. Cuando los dos hayan concluido sus intervenciones, los premios se entregarán en el siguiente orden: la historiadora Mary Beard (Ciencias Sociales, Aldeas Infantiles SOS (Concordia), el biofísico Hugh Herr (Investigación científica y técnica), Nuria Espert, el fotoperiodista James Nachtwey (Comunicación y Humanidades), Javier Gómez Noya, Richard Ford y el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el acuerdo de París (Cooperación Internacional). Después asumirá el turno de palabra Mary Beard, seguida por Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El Rey pondrá el broche final a la ceremonia y convocará los premios del 2017.