Ailanto y Ulises Mérida son algunos diseñadores que ha apostado por la lana para confeccionar prendas que arropan una elegancia contemporánea
19 feb 2017 . Actualizado a las 17:20 h.El abrigo de «mohair» ha sido la pieza fetiche en Madrid Fashion Week de Marcos Luengo, Ailanto y Ulises Mérida, diseñadores que han apostado por la lana para confeccionar prendas que, además de envolver blusas y vestidos vaporosos, arropan una elegancia contemporánea que viste a una mujer en el campo y en la ciudad.
Marcos Luengo ha arrancado este domingo la jornada con extraordinarios abrigos de lana cocida y laboriosos remates, «un modelo que puso de moda Letizia Ortiz cuando visitó la comarca asturiana de Los Oscos, en los últimos Premios Princesa de Asturias», explicaba a EFE el diseñador, quien reconoce que «la elección de la reina fue todo un acierto, sobre todo por el color fucsia que aportó luz a un día que amaneció gris».
Líneas limpias, cortes impecables sobre patrones de apariencia sencilla y tejidos de máxima calidad han sido los ingredientes con los que Luengo ha confeccionado prendas que enriquecen el fondo de armario.
Siguiendo su propia receta «embellecer a la mujer y crear prendas que enfaticen lo mejor de cada una de ellas», Luengo, que debuta en la MBFWM, ha subido a la pasarela prendas envolventes en «mohair», jerséis de punto grueso, pantalones de ante desflecados, faldas evasé y trencas de napa y ante que se abrochaban con asta de toro.
Abigarrados y, al mismo tiempo, delicados han sido los bordados de latón en oro viejo que Luengo presenta sobre chalecos largos de ante con «descarado pelo largo y rizado» en sus remates, una idea que también ha trasladado a gorros tipo ruso.
Esas aplicaciones también se vieron en vestidos largos de noche, una propuesta sofisticada que abrigaba con capas de piel de cordero de pelo largo y rizado, o de crêpe adornadas con vistosas plumas de oca teñidas en azul.
Sobre la pasarela ha brillado especialmente una capa de napa verde azulada conjuntada con falda evasé y bolso riñonera, un estilismo potente que muchos diseñadores de pasarelas internacionales envidiarían. «Nos gusta trabajar con piel española, la mejor siempre, la misma que utiliza la firma Hermés», explica el diseñador que se enorgullece de trabajar con lana merina española, con mano de obra nacional y fabricado en España.
Y para cerrar el desfile ha escogido un vestido de novia con un atractivo escote con forma de «uve» en la espalda, mientras que la parte delantera estaba bordada con piezas de nácar.
El abrigo ha sido la pieza sobresaliente de la colección de la firma Ailanto, avalada por Aitor e Iñaki Muñoz, diseñadores que proponen siluetas lánguidas con coquetos chalecos ajustados, recuperados de la estética gaucha, propia de la Pampa argentina.
Como es habitual en ellos, los hermanos Muñoz han apostado fuerte por los detalles como pliegues y jaretas en pecheras, frunces en hombros, «para aportar volumen», o mangas trompetas.
Quizá sea su colección más masculina, en la que han brillado piezas cálidas y envolventes de lana como ponchos, mantas, pañoletas y abrigos con capa que recuperan la feminidad con vistosos cinturones de cuero trenzado.
Ulises Mérida se inspira en una mujer muy «estilizada», a la que concede mucho volumen en la parte superior, «sofisticada», pero con cierto «déshabillé» en las formas«, que plasma en cortes desiguales para que cada una »se pueda reinterpretar a su gusto«.
Espléndidos y coloridos abrigos capa de «mohair», elaborados en la localidad riojana de Ezcaray, tejido con el que se atreve a hacer un homenaje al maestro Cristóbal Balenciaga con una cazadora negra de una sola pieza. Una colección en la que las prendas se tintan con una paleta repleta de colores de otoño que va desde los verdes, a los naranjas rojizos y marrones chocolate y en la que no faltan los violetas.
El diseñador toledano reinterpreta uno de sus clásicos, la camisa Bettina, y la troquela para transformarla en una maya tecnológica «aunque trabajada como la organza», que también traslada en negro a pantalones.
Ulises Mérida consigue con éxito matrimonios poco habituales en los que une «tricot» con cuero o lúrex; o plástico con lana, estilismos que acentúa con un «look ochentero» de los que surge una mujer «segura de sí misma».