El de la madre de Granada no fue un caso aislado; en los últimos años España vivió otros episodios muy mediáticos, como el de la sevillana María Salmerón
27 jul 2017 . Actualizado a las 18:22 h.Juana Rivas, la madre maltratada de Granada, no cumplió ayer con la entrega de los niños a su padre. Así lo admitió su abogada, insistiendo en que desconocía su paradero y cuál será su actuación a partir de ahora. No se trató de un caso aislado. En los últimos años en España se vivieron otros episodios mediáticos con batallas judiciales por las custodias de menores.
Un indulto para María Salmerón
La sevillana María Salmerón se libró de entrar en la cárcel hasta en cuatro ocasiones, la última el pasado verano, gracias a otros tantos indultos concedidos a última hora por el Gobierno. Un juez la había condenado a a prisión por incumplir el régimen de visitas de su hija con su exmarido, un maltratador. El caso se volvió muy mediático y la presión de la calle y la particularidad del proceso empujaron al Consejo de Ministros a sustituir las pena de cárcel a cambio de un días de trabajos en servicio de la comunidad.
Salmerón había quebrantado en varias ocasiones el régimen de visitas de su expareja, impidiendo que este viese a la niña, que por entonces tenía 14 años. Salmerón había sido víctima de vejaciones, insultos y agresiones sexuales por parte de su exmarido. «No me dejaba ni a sol ni a sombra», lamentaba. Contó su historia completa en un programa de Telecinco. En septiembre del 2000 se quedó embarazada, y ese mismo mes decidió poner punto y final a su calvario solicitando el divorcio. Desde entonces, durante siete años se vio obligada a facilitar las visitas supervisadas entre padre e hija. En el 2010 la menor decidió que no quería volver a ver a su padre, y María, «entre la espada y la pared, acusada de desobediencia por la Justicia, optó por respetar la decisión de su hija», relata la información publicada en su día por La Voz de Galicia.
Una de las particularidades residía en que si finalmente María Salmerón hubiese entrado en la cárcel, la custodia de la niña pasaría directamente al padre, a pesar de que el deseo de ellas era que fuese la abuela la que se encargase de la misma.
«Me van a tener que matar para llevarse a mi hija»
Algo menos mediático fue el caso de Susana Guerrero. «Me van a tener que matar para llevarse a mi hija», afirmaba en abril del 2016, desafiando el fallo de una jueza de Talavera de la Reina (Toledo), que le obligaba a entregar a la hija de diez años a su padre, condenado por malos tratos y denunciado por presuntos abusos sexuales a la niña. Finalmente, el Supremo le dio la razón concediéndole la custodia.
Un revolcón de rabia
En abril del 2013 una juez determinó que tres niños deberían dejar a su madre en Valencia y regresar a México tras considerar que «habían sido traídos a España de forma ilegal». La mujer contaba con la custodia de los hijos, pero la Justicia le obligaba a permanecer en México, para que su padre pudiese seguir en contacto con los niños. Imposible olvidar la desgarradora imagen de Isabel Monrós revolcándose sobre el capó de un vehículo de la Guardia Civil el día que entregó a los niños.
El niño caramelo de Valencia
Un tedioso proceso judicial que enfrentó a una familia de Valencia con María José Abeng, una mujer de origen nigeriano afincada en Oviedo, llegó a su punto final en septiembre del 2016. Batallaron en los tribunales por Juan Francisco, el «niño caramelo», sobre el que la madre biológica perdió la custodia por estar internada en un centro de menores y con supuestos problemas de alcoholismo. Desde los 18 meses se hicieron cargo los padres preadoptivos, pero tras el fallo de la Audiencia de Oviedo lo perdieron cuando cumplió cuatro años en favor de su madre biológica.