Un vigués crea una clasificación similar a la de huracanes y terremotos con los ciclones extratropicales que recorren el Atlántico
27 dic 2017 . Actualizado a las 12:36 h.A partir de ahora habrá que acostumbrarse a llamar a las borrascas por su nombre. En solo un mes ya nos han visitado Ana y Bruno. Próximamente lo hará Carmen. Esta iniciativa es fruto de una colaboración entre las agencias meteorológicas de Francia, Portugal y España. «Los huracanes llevan nombre y así la gente sabe a qué se enfrenta. En Irlanda e Inglaterra llevan dos años bautizando a las borrascas y la experiencia está siendo muy positiva. Este año hemos decidido poner en marcha una prueba experimental con las borrascas que llegan desde el oeste» explica Ana Casals, portavoz de la Aemet. Aunque no todas llevarán nombre. Únicamente aquellos ciclones extratropicales que puedan causar un gran impacto en personas y bienes. «Solo las borrascas que generan vientos muy fuertes que obligan a activar avisos naranjas» añade Casals. Tras el paso de Ana y Bruno el debate está servido. Ambas borrascas fueron nombradas pero no causaron el mismo daño. Las precipitaciones de Ana alcanzaron registros históricos y vientos por encima de los 150 km/h. Bruno, sin embargo, se ha parecido más a un temporal de toda la vida. El hecho de que una determinada borrasca lleve nombre puede crear falsas expectativas sobre sus consecuencias. Siempre es bueno avisar pero, como relata el cuento del lobo, podría ser complicado identificar cuándo llega el peligro de verdad.
Hoy adquieren más importancia que nunca los diferentes niveles y colores de alertas que activan los organismos oficiales. Incluso saber si se trata de una ciclogénesis explosiva. También sería útil disponer en Europa de una escala como la de huracanes o terremotos. De esta forma habría información adicional sobre los posibles efectos. Un gallego ya se ha adelantado en este sentido. Rubén Vázquez, creador de la web Iberomet, ha diseñado una clasificación para las borrascas que recorren el Atlántico. «La idea de la escala de Klaus surgió en el 2014 para catalogar a los ciclones extratropicales y de esta forma anticipar los posibles daños. La tabla permite obtener más datos sobre qué consecuencias puede tener cada borrasca en Galicia», dice.
Tiene cinco categorías y ofrece información cuantitativa pero también cualitativa. A partir de las rachas máximas de viento que puede dejar un ciclón, propone consecuencias concretas. «Hablamos de caídas de árboles, daños en el tendido eléctrico o cortes de luz. No pretendemos sustituir a los avisos oficiales, solo dar más detalles a la ciudadanía sobre posibles efectos», termina Vázquez.