Los expertos advierten que este año la actividad estará por encima del promedio
02 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.La temporada de huracanes en la cuenca atlántica ya está aquí. Hasta el próximo 30 de noviembre toda la costa este de EE.UU. así como el Caribe se encuentran bajo amenaza de un fenómeno que este año promete ser más complicado. Eso es al menos lo que pronosticó recientemente la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) según la cual, esta temporada tendrá una actividad «por encima del promedio» con entre 5 y 9 huracanes, de los cuales entre uno y cuatro pueden ser de categoría mayor (hasta 5 según la escala de Saffir-Simpson).
A lo largo de esta semana diferentes líderes políticos han asegurado estar listos para poner en práctica las lecciones que aprendieron la pasada temporada, una de las más intensas de las últimas décadas. Franklin, Gert, Harvey, Irma, Katia, Lee, María, Lee y Ophelia fueron algunas de las tormentas que sacudieron el planeta haciendo de 2017 el cuarto año más dañino de la historia. Islas como Dominica o Puerto Rico quedaron tan arrasadas que a día de hoy todavía hay puntos sin electricidad. Es más, un último estudio dirigido por la prestigiosa Universidad de Harvard elevó esta semana a 4.645 las personas fallecidas en Puerto Rico tras el paso del huracán María el pasado mes de septiembre. Una cifra setenta veces mayor que la oficial. Es por ello que las gestiones de los boricuas en cuanto a seguridad se refiere han comenzado mucho antes este año y la gente ya ha comenzado a prepararse almacenando alimentos o haciéndose con equipos de energía solar.
La formación fuera de época de la tormenta subtropical Alberto a comienzos de esta semana fue toda una declaración de intenciones para muchos expertos y un toque de atención para cientos de personas en Florida o México, víctimas de severas inundaciones. En otros estados menos expuestos pero igualmente en zona de riesgo, las autoridades ya han actualizado sus planes de evacuación ante un posible impacto de huracán. Ha sido el caso de Nueva York y Nueva Jersey donde la devastación provocada por el huracán Sandy en 2012 todavía es visible en la actualidad. Los cambios de protocolos han sido actualizados para que en caso de tormenta los barrios en peligro de inundación sean evacuados con suficiente tiempo de antelación.
Donde también se preparan es en Washington. La destrucción del año pasado obligó al Congreso a destinar partidas de emergencia para los estados golpeados por estos fenómenos. Muchos la apodaron como «la gran factura del cambio climático», que llegó a los 306.000 millones de dólares (255.700 millones de euros), un nuevo récord histórico que supuso además un aviso a la Administración Trump, caracterizada por su incredulidad en cuanto a cambio climático y calentamiento global se refiere.