Visibilidad ha sido el principal logro del movimiento
05 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Hasta ahora, quizá incluso ahora en muchos casos, el acoso sexual era un peaje que había que pagar, «algo que se ha silenciado porque ha sido visto como algo que dentro del hecho de ser mujer y por ser mujer había que conformarse con ese tipo de actuación, que siempre ha producido un rechazo claro en todas las mujeres». Glòria Poyatos usa la misma palabra que el resto para definir el gran triunfo de aquella etiqueta que Alyssa Milano lanzó a Twitter un 15 de octubre: #MeToo. Esa palabra es visibilizar. Visibilizar «as agresións sexuais que hai en todos os ámbitos e que vemos que afectan a todas as mulleres con independencia da extracción social, profesión ou nivel adquisitivo». A lo que se refiere Ana Pontón lo resume Verónica Boquete en una frase: «Abrir unha porta a algo que estaba pechado e estaba tapado en todos os sectores». Ayudó, según Victoria Otero, a que la sociedad «tomase conciencia de que hai un problema gordo». Un «revulsivo na sociedade, non só en Galicia, de aí a transcendencia», remacha Rosario Álvarez.
Dar visibilidad también da fuerza. Permite a otras mujeres rasgar ese velo de silencio y vergüenza. Como Christine Blasey Ford, que dio un paso al frente para denunciar que el juez que DOnald Trump había escogido para el Supremo había abusado de ella. A pesar de que el presidente de Estados Unidos haya tenido el cuajo de mofarse de ella en un mitin.
VisIbilizar, quitarse la humillación y la culpa que todavía pesa. Es lo que más pesa. Y así descubrir que otras muchas han pasado por lo que ellas han pasado. Que sigue existiendo un sistema de «devaluación y subordinación» de las mujeres, como lo define la jueza Poyatos. Un sistema que contribuye a que «nos autolimitemos». Lo ha visto Nona Inés Vilariño. Mujeres «que a veces somos las principales enemigas de nosotras mismas. Nos falta un puntito de determinación, por no decir de ambición, y a veces nos quedamos en la orilla de escalar determinados puestos laborales porque priorizamos otras cosas». Esa sensación de no estar tan capacitadas «que socialmente nos están machacando en cada mensaje», afirma Poyatos. Por eso hay que seguir visibilizando. Apuntando hacia las desigualdades. «Sei que é así, que é unha realidade que se comproba continuamente con mulleres de todo tipo de sectores profesionais. Esa é unha evidencia. Non pode ser que tantas mulleres digan sempre o mesmo e que non haxa só un fondo de verdade, senón un moito de verdade».
Hay que seguir educando, sobre todo educando. Buscando nuevos referentes, «porque iso vai axudar ás xeracións que veñen detrás a non poñerse límites e barreiras». A que ninguna otra niña tenga que crecer a ciegas como creció Verónica Boquete, «sen saber que ser futbolista profesional era unha opción para min». A que los equipos mixtos sean lo normal, porque eso permite crecer en una igualdad real.
Visibilizar para hacer realidad la frase que Vilariño cree que deben defender todas las mujeres que tuvieron la suerte de acceder a formación cuando pocas podían: «Tenemos que ser defensoras de la igualdad desde abajo, que empieza por que no seremos iguales del todo si nosotras no nos consideramos iguales del todo».
Que pueda terminar el sistema de cuotas porque la mitad del mundo ya es la mitad de la representación. Un sistema que, sin embargo, aún hoy sigue siendo necesario. Lo demuestran las cifras. «¿Cantas mulleres hai que se merecían un Nobel e non llo deron por ser muller?» responde Victoria Otero a la acusación de que la tercera mujer que lo obtiene en el campo de la física lo hace por eso. Por ser mujer. Ana Pontón lamenta que haya mujeres que critiquen los mecanismos de discriminación positiva porque tienen que estar las que valen: «A pregunta seguinte é: ¿durante 2.000 anos de exclusión das mulleres do poder político é porque non había ningunha que valera?»
ELLAS OPINAN
Rosario Álvarez, presidenta do Consello da Cultura
«Non foi un sarpullido, realmente foi un cambio de importancia, creo que si, que as mulleres dixeron basta e moitos homes tamén tomaron conciencia»
Verónica Boquete, futbolista
«Medrei sen referentes e sen saber que ser futbolista profesional era unha opción para min. E iso, sen embargo, é algo normal para os rapaces porque soñan con ser Messi ou Cristiano»
Glòria Poyatos, jueza
«La Justicia no es más que un engranaje de una sociedad que es patriarcal y tiene que aplicar un derecho que tiene género, y no es el género femenino»
Victoria Otero, matemática
«O sistema científico si que segue sendo máis difícil para unha muller. Todos os baremos, as normativas, son iguais, pero iso penaliza as mulleres»
Nona Inés Vilariño, política
«Tenemos que ser defensoras de la igualdad desde abajo, que empieza por que no seremos iguales del todo si nosotras no nos consideramos iguales del todo»
Ana Pontón, política
«Que en pleno 2016, por primeira vez en Galicia haxa unha muller que dirixe un partido político creo que non é un mérito, é unha acusación directa da discriminación»