Un equipo gallego investiga si la artrosis puede llegar a ser reversible

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ANGEL MANSO

Ha identificado una molécula que podría evitar la degeneración del cartílago

11 ago 2019 . Actualizado a las 19:11 h.

Dolor, rigidez, dificultad del movimiento... Son síntomas de la artrosis, la enfermedad más incapacitante y responsable de más del 30 % de las bajas laborales en España. La patología degenerativa, que destruye el cartílago, una especie de almohadilla que recubre los huesos de las articulaciones, afecta al 10 % de la población española y supone un gasto del 5 % del PIB, unos 5.000 millones de euros anuales. Pero es, ante todo, un problema de salud para el que aún no existe una cura, ya que los fármacos solo se dirigen a paliar los síntomas, como el dolor y la inflamación. Una terapia dirigida específicamente a frenar la degeneración articular aún está lejos, pero es probable que sea posible. Al menos así lo ha demostrado in vitro, en un modelo celular y en cultivos 3D, un equipo dirigido por el Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic) en colaboración con el Ciqus de la Universidade de Santiago y el hospital clínico de la misma ciudad. En un trabajo publicado en la revista científica Cell Death and Disease han identificado el mecanismo biológico que origina el deterioro del tejido protector y probado que la artrosis es reversible. Es más, a partir de este trabajo han iniciado la patente de una molécula, una miniproteína, que podría servir como potencial tratamiento para revertir el proceso degenerativo.

Aún quedan años de trabajo por delante, pero al menos se ofrece una potencial alternativa. Es lo que asegura la responsable del trabajo, María Mayán. «Ponemos -dice- esperanza al tratamiento de la artrosis, puesto que demostramos que el proceso degenerativo es reversible. Simplemente apagando o encendiendo una proteína, la Cx43, somos capaces de regular la diferenciación y la senescencia celular, procesos importantes para la regeneración titular, pero que un exceso o una activación crónica de los mismos desencadena en fibrosis y degeneración del tejido».

Edición genética

El equipo demostró en su trabajo que la artrosis es una enfermedad relacionada con alteraciones en la reparación o regeneración del cartílago. En este proceso existe un gran protagonista, una conexina, que al igual que los demás miembros de esta familia de proteínas tiene como función establecer puentes de comunicación entre las células. Pero en este caso se ha demostrado que si la proteína Cx43 está sobreexpresada -tiene una actividad mayor de lo normal- mantiene activos dos procesos fundamentales en la regeneración de los tejidos: la diferenciación y la senescencia celular. En condiciones normales, ambos se activan de forma temporal y coordinada, pero si están alterados, como han demostrado que ocurre en los pacientes con artrosis analizados, se produce un desajuste que provoca que las células pierdan su identidad al mantenerse de forma crónica en un estado más inmaduro, con lo que no se especializan en condrocitos -las células del cartílago-, mientras que la acumulación de células senescentes contribuye al proceso inflamatorio y degenerativo al liberar factores inflamatorios y de remodelado del tejido. Y el responsable de este desbarajuste no es otro que la conexina Cx43. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron técnicas de edición genética, como Crispr/Cas para aumentar y disminuir la cantidad de Cx43 en condrocitos de donantes y poder estudiar su implantación en el progreso de la artrosis.

Una vez identificado el culpable, el grupo del hospital de A Coruña estableció una colaboración con José Luis Mascareñas y Eugenio Vázquez, del Ciqus de Santiago, para diseñar moléculas que permitan disminuir la actividad de la conexina y restaurar la regeneración del cartílago en los pacientes afectados por la enfermedad. Ya han identificado un péptido, una miniproteína, que interfiere la acción de Cx43, que en este momento se encuentra en fase de redacción y registro de una patente. El siguiente paso consiste en validar los resultados en un modelo animal y en despertar el interés de la empresa para que este compuesto llegue lo más pronto posible a ensayos clínicos.