El estudio Nelson, realizado en Europa, demuestra que reduce un 26 % la mortalidad en hombres
14 jun 2019 . Actualizado a las 08:07 h.El cáncer de pulmón no es el más frecuente en España. Pero sí es el que más mata. Lo hace más que el de colon, mama y próstata juntos. Entre otros motivos, por su diagnóstico tardío. Es complicado detectarlo en estadios tempranos, lo que reduce las posibilidades de supervivencia. Desde hace años los expertos debaten sobre la conveniencia o no de implantar cribados poblacionales, pero las últimas investigaciones demuestran que, en determinados colectivos, este cribado reduce de forma significativa la mortalidad.
Santiago acoge estos días el congreso de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), formada por neumólogos, cirujanos torácicos, neumólogos pediátricos, enfermeros y especialistas en fisioterapia respiratoria. Y entre los temas estrella está la reivindicación de implantar programas de cribado en España. El último ensayo europeo, llamado Nelson, que contó con 16.000 individuos reclutados, demuestra que este modelo reduce en un 26 % la mortalidad por cáncer de pulmón en hombres tras diez años de seguimiento, e incluso más, en torno al 40 %, en mujeres.
Los cribados de pulmón no se aplican a toda la población. En Estados Unidos, por ejemplo, se hacen en colectivos de más de 55 años y con hábitos tabáquicos elevados. Luis Seijo, miembro del área de oncología torácica de la Separ, señala que este es uno de los puntos a concretar, es decir, cuál sería la población diana de este cribado. Para este profesional sería interesante adelantar la edad e incorporar otros factores de riesgo además del tabaquismo, que es sin duda la principal causa de este cáncer.
El cribado se realiza mediante una tomografía computarizada a bajas dosis (TCBD), y en el estudio europeo el 50 % de los cánceres se detectaron en estadios iniciales, mientras que en el grupo de control el 75 % ya estaban en fases avanzadas.
El cuarto cribado
De implantarse en España este sería el cuarto cribado poblacional para detectar cáncer. El primero, el de mama, ha demostrado su eficacia a lo largo de estos años; mientras que el de colon, más reciente, también goza del consenso de todos los profesionales. El tercero en ponerse en marcha será el de cáncer de cuello de útero o cérvix. Tanto el Ministerio de Sanidad como la Consellería lo han anunciado pero de momento no ha arrancado.
El congreso no solo abordó este tema, sino que el cambio climático, la contaminación y sus consecuencias en las enfermedades respiratorias también tuvieron presencia en este evento. Y es que entre los muchos y perversos efectos del cambio climático está el aumento de estas patologías.
Xavier Muñoz, neumólogo e investigador principal de un estudio epidemiológico y molecular publicado en Science of the total environment, asegura que ya se ha demostrado que la propia contaminación ambiental puede ser por sí misma una causa de asma, sobre todo entre la población pediátrica. El asma es una inflamación de los bronquios que provoca síntomas como la tos, las sibilancias o la disnea (ahogo). Este estudio ha constatado que si se inhalan grandes cantidades de partículas diésel, estas rompen el epitelio bronquial, provocando inflamaciones y alteraciones del sistema inmune, y también asma. En el caso de los adultos la relación no es muy clara, pero sí en el de los niños. «Se sabía que la contaminación empeora el asma, pero esta investigación revela que puede ser la causa en edades infantiles», apunta Muñoz.
Los más vulnerables son los pequeños de entre 0 y 4 años, ya que se ha constatado que la prevalencia del asma en niños que viven en áreas con mucha polución es muy superior a los que viven en zonas rurales.
Los efectos directos del cambio climático en las enfermedades respiratorias van más allá. El aumento de la temperatura hace que las personas con patologías crónicas, como son la EPOC, tengan más problemas para controlarlas, sobre todo si se trata de población mayor.ón