¿Por qué no hay eclipses todos los meses?

SOCIEDAD

Eclipse lunar. Luna de Sangre fotografiada en Muxia.
Eclipse lunar. Luna de Sangre fotografiada en Muxia. Ana Garcia

La Luna, la Tierra y el Sol se alinean durante las fases llena y nueva y también coincidiendo con los eclipses. Mañana Galicia observará como la sombra de nuestro planeta oscurece el satélite

15 jul 2019 . Actualizado a las 11:28 h.

La Luna orbita alrededor de la Tierra en un ciclo que dura algo menos de 28 días. Cuando está en conjunción y se interpone entre el Sol y la Tierra se encuentra en fase nueva y no se ver porque la sombra tapa el disco lunar. Si nuestro satélite se sitúa en oposición dejando a la Tierra que ocupe la posición central entre los tres cuerpos entonces está en fase llena, y es posible observarla a simple vista ya que la luz del sol ilumina todo el disco lunar.

En el colegio los niños y las niñas aprenden que la Tierra, la Luna y el Sol se alinean durante la fase llena o nueva, cuando se producen además las mareas vivas. El tirón gravitatorio aumenta coincidiendo con la Luna en conjunción, ya que la estrella y el satélite empujan en la misma dirección y el agua avanza y retrocede con recorrido.

También se enseña que un eclipse es un fenómeno astronómico que ocurre cuando los tres objetos se encuentran alineados. Así que la pregunta surge de forma obligatoria. Si en ambos casos existe una alienación entre cuerpos. ¿Por qué no hay un eclipse lunar y otro solar cada mes? El secreto reside en que la alineación mensual, no se produce en el mismo plano. La Luna orbita con una inclinación de cinco grados y esto provoca casi siempre que pase por encima o por debajo de la sombra de nuestro planeta. Solo en determinadas ocasiones coinciden que estén alineados y que la Luna atraviese la sobre de la Tierra. Esto explica por qué los eclipse son eventos difíciles de presenciar.

Los eclipses de Luna fueron durante buena parte de la historia de la humanidad considerados como una mala señal. Antes de la revolución científica, cuando las sociedades eran muy supersticiosas, se referían al satélite eclipsado como Luna de Sangre, en referencia a los tonos rojizos que adquiere la superficie lunar como consecuencia de la dispersión de la luz.

Hoy estos acontecimientos astronómicos suponen una buena oportunidad para que la comunidad científica pueda estudiar la composición atmosférica. La mayor o menor intensidad del rojo suele ser síntoma de que existe una importante concentración de aerosoles y también de partículas volcánicas.

El pasado mes de enero, durante el último eclipse lunar, el rojo lució muy oscuro. Uno de los motivos fue la erupción volcánica del Anak Krakatoa, en Indonesia. Tras la fuerte explosión, el cono volcánico, de unos 350 metros de altura, se quedó solo en 110. Cuando se produce una erupción tan potente, hay una mayor concentración de aerosoles en la alta atmósfera y si cuadra con un eclipse lunar puede provocar que el rojo de la Luna sea más oscuro.