«Soy esteticién y los esmaltes acrílicos hacían que se me rajaran las manos»

SOCIEDAD

Aumentan los casos de alergia a acrilatos relacionada con las uñas acrílicas

05 nov 2019 . Actualizado a las 15:07 h.

Jamás pensaron que su profesión, que es además su afición preferida, les haría pasar por un infierno. «Era la cuarta vez que me rellenaba las uñas acrílicas mientras me formaba para ser una esteticista profesional. De pronto, me empezaron a salir granitos que picaban mucho alrededor de las uñas. No se me ocurrió quitar las uñas, ¿cómo iba a saber que era del esmalte?», dice Beatriz Muñoz. Pero lo cierto es que los acrilatos, un componente químico presente en los geles para uñas, eran los verdaderos causantes de su dermatitis alérgica. Pasarían seis meses hasta que un alergólogo se la pudiera tratar.

Durante todo ese tiempo los síntomas no hicieron más que empeorar. «Era horrible, tenía las manos rajadas. No era capaz ni de cambiarle el pañal a mi hijo porque me dolía tocar todo», explica Muñoz. Los acrilatos están presentes en muchos otros objetos como las toallitas de bebé, pinturas, barnices, materiales dentales y compresas, entre otros. Desesperada por encontrar una solución a su alergia, reconoce que probó a retirarse las uñas, pero «la cosa fue a peor».

En su periplo por encontrar un tratamiento a su reacción alérgica, Beatriz, presente en numerosos grupos de esteticistas de Facebook, conoció a Rocío. Esta joven, compañera de profesión, estaba sufriendo lo mismo que ella. Juntas, se dieron cuenta de que no existía ninguna comunidad que agrupara a los afectados por los acrilatos, así que fundaron un grupo en esa red social. Por el momento tienen localizados a 272 afectados, pero la cifra no para de crecer.

La mayoría de los integrantes son esteticistas por lo que la alergia puso en jaque su posibilidad de seguir trabajando con estos productos para uñas. Para Beatriz, dejarlo es «imposible». «Es muy complicado salir de este mundo, más aún cuando es algo que te gusta», añade. Ella, como otros muchos, continúa trabajando, aunque «tomando muchas precauciones». Por desgracia, no siempre son suficientes. «Es necesario usar unos guantes especiales para manejar productos con acrilatos. Es un componente tan corrosivo que atraviesa una manopla normal», explica Antonio Parra, jefe de alergología del Chuac. Este es, precisamente uno de los problemas con los que se encuentran aquellos que quieren continuar con su profesión. «Los guantes que me recomendaron utilizar son inviables porque son tan gruesos que no te permiten ser precisa, que es de lo que trata nuestro trabajo», comenta Beatriz, quien pide soluciones para seguir ejerciendo.

Tratamiento

La alergia a los acrilatos, explica Parra, «no se cura». Se trata de una modalidad de «efecto retardado». Así, «muchas veces aparecen lesiones en párpados y labios porque una persona que acaba de hacerse las uñas, y que no sabe que es alérgica, se toca la cara. Los efectos se manifiestan al cabo de horas», señala el alergólogo.

El único tratamiento que existe, es evitar el contacto con componentes que contengan acrilatos. «Una esteticista que esté todos los días manipulando esos esmaltes acrílicos se va a poner mal de forma crónica», señala. Los acrilatos, además de poder desarrollar alergias en la gente que los utilice, son altamente irritantes por lo que hace que las lesiones se agraven: «Se pueden llegar a formar fisuras, así como que se infecten», añade.

El experto recuerda que las «alergias no aparecen de un día para otro. Tienen un período de latencia». Esto quiere decir que no por utilizar los acrilatos un día la gente vaya a volverse alérgica, pero su uso continuado sí aumenta las posibilidades de que eso ocurra. «Una vez aparece la alergia ya se establece en el cuerpo y no desaparece», sentencia.

La incidencia de alergias a los acrilatos es cada vez mayor, tal y como reconocen desde el Chuac. Entre los motivos, el auge por emprender locales especializados en los tratamientos de uñas. «Nosotras lo que queremos es que la gente vaya al médico, si no es imposible hacer un balance de la magnitud real del problema», denuncian Beatriz y Rocío.

Uñas sin acrilatos

Las alternativas a trabajar sin estos componentes son, además de escasas, muy caras. «Claro que existen productos sin acrilatos. Pocos, pero los hay. Eso sí, a precios muchísimo más elevados», señala Beatriz. «Un bote de 30 gramos sin acrilatos cuesta 60 euros. En otros que sí llevan por el doble de cantidad te piden solo 20 o 25 euros como mucho», añade Rocío. Realizar una manicura postiza requiere unos 15 gramos aproximadamente para dos manos y el precio medio que se cobra en los salones ronda los 20 euros.

Y es que aunque en la Unión Europea está legalizado el uso de productos con acrilatos, países como Estados Unidos, Canadá o Nueva Zelanda ya han empezado a prohibir algunos compuestos como el metil metacrilato.