Al acelerado declive de la especie, que en Galicia perdió un millón de ejemplares en diez años por todo tipo de causas, se suma ahora la malaria aviar
14 feb 2020 . Actualizado a las 13:00 h.«El declive es alarmante y, de no cambiar esta tendencia podríamos encontrarnos muy pronto con unas ciudades sin gorriones». La advertencia, lanzada por Beatriz Sánchez, de Seo Birdlife, no es nueva. Es parte de una alerta reiteradamente repetida por organizaciones conservacionistas y que llevó a Seo a elegirla como ave del año en el 2016 para advertir de su precaria situación. Pero, lejos de controlarse la situación, la decadencia continúa y las causas habituales que contribuyen a la reducción de la especie se suman nuevas amenazas. Es el caso de la malaria aviar, transmitida por los mosquitos comunes, que está diezmando a los pájaros de menor tamaño, como los gorriones. La alarma se recoge en este caso en un informe del Plan Paneuropeo para Monitorear las Aves Comunes.
La también conocida como peste de los gorriones se suma a otras causas conocidas que están contribuyendo al vertiginoso declive de la especie, que, pese a todo, sigue siendo muy numerosa. Se trata de un descenso global, originado en todo el mundo, que tiene su origen en la destrucción de sus hábitats, ya que los modernos edificios apenas les ofrecen posibilidades para asentar sus nidos y las zonas verdes urbanas se están reduciendo; el incremento de la contaminación urbana, que es letal para este pequeño pájaro; el menor acceso a alimentos y el incremento de pesticidas y herbicidas.
Todos estos factores han contribuido a que, por ejemplo, la especie haya retrocedido hasta en un 21 % en España en los últimos diez años. O, lo que es lo mismo, su población se ha reducido en treinta millones de ejemplares. Galicia tampoco es ajena a esta situación y experimenta la misma situación que otros lugares de España y del resto del planeta.
En Galicia, según las estimaciones de la Sociedade Galega de Ornitoloxía, en el 2008 se estimaba una población de cinco millones de gorriones. Diez años después, el número se redujo en un 20 %, lo que significa una pérdida de un millón de gorriones. Y el declive continúa.
No es una excepción. Durante las últimas décadas del siglo XX la especie ha visto disminuir sus ejemplares año tras año, especialmente en las grandes ciudades europeas, como Berlín, París y Praga, donde las poblaciones han desaparecido de forma drástica. En otras, como Londres, Bruselas, Amberes, Gante o Hamburgo prácticamente han desaparecido.