Lara Álvarez: «Me animaría con ''La isla de las tentaciones'', pero Mónica Naranjo lo hace excepcionalmente bien»
SOCIEDAD
Viaja a Honduras para presentar por sexta vez «Supervivientes», que arranca el próximo jueves
17 feb 2020 . Actualizado a las 11:41 h.La máquina de café tiene el hueco asegurado en la maleta de Lara Álvarez (Gijón, Asturias, 33 años), que ha vuelto a poner rumbo a Honduras, donde tiene lugar Supervivientes, el reality que emite Telecinco con presencia también en Cuatro y que pondrá en marcha su nueva edición el próximo jueves. La presentadora conduce por sexta vez este formato, que en esta ocasión comienza un par de meses antes de lo que venía siendo habitual, por lo que los habitantes de la isla tendrán menos horas de luz, más humedad y temperaturas más bajas.
-¿Qué puede decir de los concursantes confirmados?
-Conozco a los personajes, pero todavía no puedo hacer una valoración del concursante. Hasta que no llegan allí y pasan unos 21 días no se puede, porque el proceso de supervivencia cambia. Llega el personaje, luego conoces a la persona, y, más adelante, nace el superviviente.
-¿Cómo es un día suyo en la isla?
-Un día de gala me levanto a las siete de la mañana, desayuno fuerte, y nos vamos a hacer los preparativos y los ensayos de las pruebas, que me gusta probarlas todas para poder explicarlas luego con sentido, pero sin dar pistas directas. Luego, si tenemos grabación de spots, lo hacemos antes del programa, realizamos una lectura de escaleta general, vemos los vídeos que se van a emitir para poder presentarlos, y luego pasamos al directo. Estoy sin parar de siete a seis, que termina el programa y me voy al hotel, aunque este año llegamos antes y no vamos a poder volver los días de gala. Vamos a dormir allí y van a ser circunstancias más complicadas.
-Van a tener su propia parte de «reality».
-Pues sí. Después de todo el día y el directo, tú quieres llegar a tu casa, ducharte y dormir en una cama cómoda, y esos días lo vamos a hacer en cabañas.
-¿Se lleva ropa de más abrigo?
-Sí, sí. Me llevo más chándales que en toda mi vida. Y luego, bikinis propios, tres. El resto los lleva Susana Garcillán, la estilista. Además, este año va a haber sorpresas y no van a ser solo bikinis. Jugamos con otros materiales y otros contenidos que me hacían mucha ilusión.
-¿Le molesta que se hable tanto de su vestuario y no del de sus compañeros?
-Bueno, estoy en una isla, y puedo jugar con otro tipo de historias que en Jorge (Javier Vázquez), Jordi (González) o Carlos (Sobera) no pegan. Jorge Javier está tremendo y en su mejor momento, pero quizá no pegaría que saliese en bañador. E igualmente no pega que yo salga con un cuello de cisne en la isla.
-¿Sabe ya qué llevará en la gala inaugural?
-Todavía no. Estamos preparando muchas sorpresas, y de estas va a depender el outfit. Con esto estoy dando una pista grande.
-¿Hay tiempo para sentirse sola en la isla?
-La verdad es que no. Es una soledad elegida. Y es un poco también la que elijo en mi vida. Me gusta estar conmigo misma.
-¿También saca tiempo para el deporte?
-Sí, intento hacerlo todo el año. Soy muy nerviosa y estoy todo el rato maquinando, y lo único que hace que desconecte es el deporte. Antes era más de boxeo y de deportes de impacto, y ahora estoy con el yoga descubriendo un universo paralelo. De hecho, me llevo una esterilla de yoga.
-¿Le gustaría participar?
-Cada año estoy más en el no. Para vivir este concurso hay que estar preparado, y yo lo he hecho desde esta perspectiva privilegiada en la que estamos dentro y fuera a la vez. Si nosotros lo pasamos mal, no me quiero ni imaginar ellos.
-¿Se animaría con «La isla de las tentaciones»?
-Sí, claro, pero Mónica Naranjo lo hace excepcionalmente bien. Me he enganchado igual que el resto de España.
-¿Es cierto que ha dejado de diseñar ropa?
-He parado la marca, pero no está cerrada. En estos años ha funcionado fenomenal, se han vendido todas las colecciones. Me he encontrado titulares como «batacazo empresarial» cuando no es así.
-Y en el amor, ¿es una superviviente, una náufraga, va a la deriva?
-Creo que soy una persona con las cosas claras. Sé quién soy, lo que quiero y lo que no quiero, y no titubeo ni pierdo el tiempo ni hago perderlo al de enfrente. Tengo 33 años y parece que se me está acabando el tiempo y que me voy a quedar para vestir santos. Y no. Gracias a Dios tengo una vida repleta de cosas que me completan, y las voy fomentando cada día: mi familia, mis amigos, mi trabajo. Y leer titulares del tipo «otro fracaso a la larga lista de amores» es doloroso. He escuchado barbaridades, y, para mí, quien calla no otorga. De mi boca nunca sale nada, pero eso no significa que todo lo que se publica sea verdad.