Los negocios no han notado un aumento de menús para recoger y los envíos a domicilio han sido inferiores a los de cualquier fin de semana
14 mar 2020 . Actualizado a las 20:21 h.Las cocinas de los restaurantes están casi como la calle. Con los fuegos apagados salvo contadas excepciones. El cierre de los negocios de hostelería cayó como un jarro de agua fría en el sector, que desde esta mañana intenta replantear la actividad para los próximos 15 días. La mayoría permanecerán cerrados, sin embargo, otros prevén, aunque no tiene una garantía absoluta, que podrán seguir sirviendo bien a domicilio, bien preparando encargos para que los clientes pasen a recogerlos. Aunque viendo cómo han sido las primeras horas, muchos se están planteando suspender incluso estos servicios.
En O Fado, en A Coruña, este mediodía tenían cuatro encargos de arroces para recoger en el local. Muchos menos que un sábado cualquiera. De momento, el servicio lo van a seguir prestando los dos socios, ya que los empleados están en casa, aunque no saben durante cuánto tiempo. «Vamos a depender de lo que tengamos, tenemos que ir viendo», explica Carmen Abad, una de las dueñas.
Preparar menús para casa es algo que hacen habitualmente en Ricardo, en la calle Riazor. Suelen hacer unos 50 de media en el fin de semana, aunque parece que hoy han tenido más que otros días. La cocina de este negocio continúa a pleno rendimiento, no así los camareros, y esta mañana continuaban preparando empanadas, arroces y fideuas, los platos más demandados por los clientes para llevar a casa. «Sé que no voy a facturar como si estuviera abierto, es un palo económico grande, pero hay que intentarlo, a la clientela hay que mantenerla», explica Ricardo, el dueño del local. El viernes las reservas para el local se anularon en cuestión de segundos, pero a excepción de algunos clientes que venían de fuera, el resto se reconvirtieron en pedidos para llevar. Lo mismo que ocurrirá el próximo jueves con motivo del Día de Padre, uno de los días grandes de la hostelería. «Casi todos son encargos para casa, menos una mesa de 18, que no entran en casa, y al final llevan para 10», comenta. Ricardo trabaja con mucha previsión normalmente, así que será raro que se quede sin provisiones, lo único que puede pasar es que, si la lonja se ve afectada, en vez de un pescado ofrezca otro. «Un plan B siempre va a haber, arroces y fideos hay de sobra, siempre va a haber algo para ofrecer a los clientes. Tengo bastante almacenado, porque ya preveía que algo así podía pasar. A ver, igual en diez días algo falta, pero habrá otras cosas», dice este hostelero, que lamenta que esta crisis llegue en un buen momento empresarial. Hace tan solo unas semanas, llegó a repartir más de 1.000 raciones de cocido entre el restaurante y los pedidos para llevar. «A mí al principio me dio bajón, porque estamos hablando de muchísimo dinero, pero luego te sientas, y piensas: “No podemos jugar con la salud de la gente por ganar más dinero”».
Pablo Gallego también estaba hoy por la mañana al frente de su negocio intentando hacer balance de lo que había y lo que podía ofrecer para pedidos a domicilio, un servicio que presta a través de una plataforma que previo cargo lo recoge en el restaurante y te lo sirve en casa. La misma situación se repetía en las cocinas de los negocios que ayer ensayaban este nuevo escenario.
Mientras, los restaurantes que ofrecen reparto a domicilio coinciden en que las llamadas se han reducido notablemente. En Art & Sushi apuraban hoy las últimas horas abiertos.«Vamos a abrir hasta el mediodía para dar salida a las existencias y que la gente se pueda comer el último sushi en 15 días. Luego cerramos», explica el encargado Ezequiel Pardales, que asegura que han adoptado esta medida tanto por el riesgo de que la gente se acerque al local como porque no es rentable «enviar un pedido en todo el día».
En Vigo, la hamburguesería La Pepita cesó ayer todos los servicios, mientras que el local homónimo de A Coruña seguirá ofreciendo, de momento hasta el lunes, la opción de recoger en local y de llevar a domicilio. La intención es tantear al público, que según señalan todos los hosteleros «está mucho más flojo que otro sábado cualquiera», hacer algo de caja y dar salida al stock. «Es un poco de incertidumbre, estamos viendo qué hacer, ayer por la noche aún hubo algo de movimiento, pero hoy está muy parada la cosa», dice el gerente David Núñez.
Al mediodía, en las dos horas que llevaba abierta La Tagliatella de A Coruña no habían recibido ni un pedido, cuando en una situación normal suele haber entre 7 y 10. Adonay Pérez, el gerente, señalaba que están un poco a la espera de las noticias que lleguen por parte del Gobierno para tomar una decisión sobre qué hacer. El mismo balance hacen en Sakura Sushi Bar en Santiago. Los pedidos han caído de 10 a 1, y aseguran que está« todo muy flojo».
Los hosteleros desconocen si el bajón es consecuencia de que se le esté pidiendo a la gente que no salga de sus casas, o de que las grandes compras que se han realizado en las últimas horas han hecho que la gente esté servida para unos cuantos días. Y es que no solo las reservas anuladas no se han traducido en encargos para llevar, es que ni los servicios a domicilio habituales están funcionando como lo harían un día cualquiera.