Bolsonaro pasea por Brasilia desoyendo a su ministro de Sanidad

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, saliendo del Palacio do Alvorada en Brasilia
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, saliendo del Palacio do Alvorada en Brasilia Joédson Alves

El presidente brasileño visitó por sorpresa varias localidades un día después de que se recomendase a la población quedarse en casa

29 mar 2020 . Actualizado a las 22:44 h.

El profundo rechazo del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a implementar medidas de restricción de calado en la población para detener el avance del coronavirus quedó plasmado en la escena vivida en Brasilia a lo largo de la jornada. Tan solo un día después de que el Ministerio de Sanidad brasileiro -Ministerio de Saúde oficialmente- recomendase a los ciudadanos quedarse en sus casas, Bolsonaro aprovechó para darse un baño de masas durante un paseo por varias localidades de la capital del país, Brasilia.

A sus 65 años, y por lo tanto considerado dentro del grupo de riesgo, el mandatario brasileño desoyó a su ministro Luiz Henrique Mandetta, al abandonar la residencia presidencial del Palacio de la Alvorada para trasladarse a Ceilandia y Taguatinga, dos ciudades satélites de Brasilia. Muy lejos de querer mantener la salida en secreto y teniendo en cuenta que esta no constaba en su agenda oficial, el propio Jair Bolsonaro se hizo eco en sus redes sociales de las conversaciones que mantuvo con algunos vecinos de dichas localidades.

 

Búsqueda de complicidad en la población

A pesar de que Madetta había reforzado la necesidad de la reclusión de la población menos de 24 horas antes -incluso la de los jóvenes- y evitar grandes aglomeraciones, Bolsonaro se dirigió a las puertas de un comercio en Ceilandia, donde se detuvo a charlar con una mujer ante múltiples vecinos que inmortalizaron el momento en sus teléfonos móviles. En Tuatinga optó por conversar con un trabajador informal, segmento de la sociedad que simboliza uno de los colectivos más afectados por los desiguales confinamientos establecidos por los 27 gobernadores del país.

Hay que trabajar porque si no, el país va a quebrar», dijo una mujer en apoyo a Bolsonaro

Con unas cifras que se acercan a los 4.000 casos confirmados de coronavirus y 114 muertos, con Sao Paulo como epicentro de la pandemia, Bolsonaro cumplió uno de los objetivos pretendidos con su paseo, lograr la complicidad de su postura negacionista sobre la crisis sanitaria. Prueba de ello fueron algunas de las peticiones o frases que se escucharon en Ceilandia. «Hay que trabajar porque si no, el país va a quebrar», gritó una mujer. «Abra las iglesias, por el amor de Dios», le exigió otra.

Bolsonaro exige la vuelta a la normalidad «inmediata»

La última de las arengas, la relativa a la apertura de los templos religiosos, tiene especial relevancia, ya que además de las medidas que defiende el presidente de Brasil, -como la reapertura de los colegios o una cuarentena solo para mayores de 60 años con patologías previas-, Bolsonaro intentó que las iglesias y las loterías permaneciesen abiertas a golpe de decreto, una decisión que la Justicia anuló.

Quien tenga un empleo, que vaya a trabajar», declaró Bolsonaro

Aunque el máximo dirigente del país incluso fue sospechoso de ser un caso positivo de coronavirus -viajó con una veintena de personas contagiadas, pero se descartó con doble prueba- y que en la capital de Brasil se están incrementando las medidas de higiene a través de tareas desinfección en el metro, Jair Bolsonaro no ha cejado en su empeño por exigir la vuelta a la normalidad «inmediata» para asegurar la estabilidad de la economía. Entretanto, los casos de coronavirus en el Distrito Federal de Brasil ascienden a 260.  «Quien tenga un empleo, que vaya a trabajar», sentenciaba el presidente brasileño el pasado viernes en una entrevista a una cadena de televisión nacional.