Los hospitales trabajan con suministro limitado de fármacos para el COVID-19

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

SOCIEDAD

Cedida

«No hay restricciones de edad, si el paciente se beneficia, se le da el tratamiento», dicen los médicos

16 abr 2020 . Actualizado a las 10:47 h.

Pese a lo difícil del nombre, muchos ya han oído hablar de la hidroxicloroquina, uno de los fármacos que más se está utilizando en el abordaje de los pacientes con COVID-19. El pasado 16 de marzo, la Agencia Española del Medicamento, Aemps, comenzó la distribución controlada de este producto y de la cloroquina fosfato para los enfermos de los hospitales. Lo hizo a través de la aplicación de gestión de medicamentos en situaciones especiales. Sí se permite su distribución para aquellos usuarios que ya estuviesen en tratamiento, porque se usa por ejemplo para el lupus o la artritis reumatoide.

Dado el stock limitado y la elevada demanda, la Aemps vio necesario controlar este fármaco y los hospitales son conscientes de estas limitaciones. «Llega de forma individual para cada paciente, porque su uso está fuera de ficha técnica. No está habiendo problemas, pero parece que el protocolo se va adaptando a las necesidades, antes se daba durante siete días y ahora durante cinco», explica un facultativo de medicina interna. El jefe de este servicio en el CHUS, Antonio Pose, añade, «el problema está en que no había mucha demanda para este medicamento y de repente se ha multiplicado de una forma tan espectacular que no hay forma de abastecer, por eso hay este problema ahora». No obstante, ambos coinciden en que los pacientes que la necesitan, la reciben. Es más, dice Pose, «no tenemos ninguna restricción de edad, si el paciente se va a beneficiar, le damos el tratamiento».

Más dificultades hay con el remdesivir, el antiviral que se utilizó para el ébola y se usa en los casos más graves de COVID-19, «en esta caso nada, solo en el contexto de ensayos clínicos», explican desde el CHUO. «Hay que pedirlo a nivel nacional porque está muy restringido. Es un fármaco que tiene mucha acción in vitro contra el coronavirus. En casos muy graves se está utilizando», añade Pose. Y es que «todos están controlados a nivel central y hay que pedir el tratamiento de forma individualizada para cada paciente».

En las fases más leves de la enfermedad la combinación de medicamentos suele ser la hidroxicloroquina y la azimotricina, un antibiótico. Este es otro de los fármacos con problemas de suministro, en concreto para la administración intravenosa, por lo que la Agencia del Medicamento está ultimando gestiones para importar unidades como medicamento extranjero. De todas formas, recuerda, no hay problemas con la presentación oral de este antibiótico y en aquellos pacientes que no puedan deglutir se recoge «la posibilidad de administrar los comprimidos orales por sonda nasogástrica».

Otras enfermedades

Todos estos medicamentos ya existían y se usaban en otras patologías, de hecho se están llevando a cabo ensayos clínicos para probar su eficacia en pacientes con coronavirus. De ahí que la creciente demanda afecte a otros enfermos. Desde el colegio de farmacéuticos de A Coruña mencionan por ejemplo el caso de Dolquine, que lleva hidroxicloroquina y utilizan pacientes de lupus o artritis reumatoide, y que está llegando justo a las boticas.

El Sergas afirma que hay que extremar el control y optimizar el uso de la medicación

El aumento exponencial de pacientes de COVID-19 no solo incide en los problemas de abastecimiento de los medicamentos que se usan específicamente para la enfermedad, sino en otros secundarios a los que hay que echar mano en casos graves, como los opiáceos. Y es que a los pacientes terminales de cualquier patología se les aplica una sedación paliativa con los mismos fármacos que se usan con aquellos que están en cuidados intensivos sometidos a ventilación mecánica. Por ejemplo, se han notificado problemas de suministro de cisatracurio. Lo mismo ocurre con midazolam o dexmedetomidina, por lo que se han fijado criterios sobre cuándo deben usarse y en qué pacientes. En los tres casos, eso sí, el Ministerio comenzó la importación de unidades para regularizar el abastecimiento.

Por su parte, el Sergas asegura que dada la situación de necesidades extraordinariamente incrementadas y el gran número de pacientes que ingresa en ucis, es preciso «extremar el control y optimizar el uso de medicación» en cuanto a los ajustes de dosis o a valorar alternativas. Además «nuestros servicios de farmacia son extremadamente minuciosos en la gestión de los fármacos», insiste Sanidade.