Gunter Pauli: «El gran reto son los nanoplásticos. Son peores que cualquier cambio climático»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Sandra Alonso

El empresario belga que creó el concepto de economía azul participa junto a otros 40 expertos en el encuentro «Carta de Santiago»

06 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El empresario belga Gunter Pauli es el padre de la denominada economía azul y uno de los cuarenta expertos que intervienen desde ayer hasta el domingo en la Cidade da Cultura en el encuentro «Carta de Santiago», organizado por la Xunta y la Fundación Paideia, para abordar los desafíos de la sociedad actual los próximos años.

—Empezó defendiendo la economía verde y terminó acuñando el término de «economía azul». ¿Qué aporta a mayores?

—El problema principal de una persona que lucha durante 30 años para tener una economía verde es que no conseguimos tener la perspectiva de lograr los objetivos. Siempre llegamos a la conclusión de que si queremos tener algo sostenible, tenemos que pagar mucho más. Pero en una población en la que hay mil millones de personas que tienen hambre, donde hay pobreza, no se puede exigir que se pague más. Entonces, me puse a analizar para cambiar el modelo. Lo que vale es generar valor agregado. Si yo tomo un café, el sólido de la cosecha del cafetero que tengo en mi taza es solo el 0,2 %. ¿Qué pasó con el resto? Lo desechamos, entonces, ¿por qué no cultivar hongos con ello? Lo hicimos con éxito. Después, nos preguntamos, ¿por qué tiramos la cáscara? Y nos dimos cuenta que está llena de antioxidantes. Así, identificamos casos concretos de todo lo bueno que no entraba como valor en nuestra economía porque el objetivo era ser el más barato solamente en un producto y no interesaba nada todo lo que estaba alrededor. Si yo tengo el café y quiero tener el café más barato, el campesino siempre estará pobre; pero si tengo el café, puedo cultivar hongos y con el desecho de la cáscara puedo tener antioxidantes, tengo mucho más. El objetivo tiene que ser el valor agregado y no ser más barato. Así me despertó la idea de la economía azul.

—¿Desaprovechamos recursos?

—Con los científicos logramos identificar centenas y centenas de casos. Entonces, ¿dónde está el problema? En que no nos hemos fijado en las oportunidades que se presentan en nuestro entorno. Yo no tengo que buscar en China unos empleados que están dispuestos a trabajar por un dólar al día, no tengo que ir a Latinoamérica para explotar al campesino para tener frutas baratas..., vi que es posible aprovechar lo que hay en nuestro entorno y convertirlo en valor agregado. Cuando digo valor agregado es generar empleo, que es lo que nos importa.

—¿Cuál es el mayor obstáculo para avanzar en ese camino de la economía azul?

—La ignorancia. Nos falta identificar lo que es posible alrededor de nosotros.

—¿Cuál es el principal reto?

—Para mí el gran reto son los nanoplásticos. Un niño que nace hoy tiene quince veces más en su tejido que tú y yo. Mi fundación y nuestras iniciativas tienen dos grandes retos. Uno es desarrollar una gran industria de plásticos 100 % compostables y biodegradables en la tierra, con el sol y en el agua. El segundo es que tenemos que resolver los problemas del pasado. ¿Cómo es posible que tengamos nuestros mares como el basurero más grande? Hemos llenado el mar con basura. No vale con constatarlo, hay que actuar. El nanoplástico es peor que cualquier cambio climático porque toca la vida.

—Se celebra la cumbre de Glasgow. ¿Hay suficiente compromiso contra el cambio climático?

—No hay ningún compromiso. Estuve en COP 1, COP 2 y COP 3. Cuando vas a tres reuniones y no hay una acción concreta, por favor, no organices más. Pienso que es una vergüenza tener una COP 26 en Glasgow. ¿Para qué es? ¿Para confirmar que no hemos hecho nada? Pues ahorramos el dinero y nos dedicamos a hacer algo concreto.

—En una visita a Galicia, tiraba de las orejas por no aprovechar las algas. ¿Hay posibilidades en el marco de sus proyectos?

—Las oportunidades están. En Galicia hay una oportunidad con las algas. Tengo proyectos de algas en Irlanda, Bélgica, Holanda, Marruecos, Namibia, Japón... Cero aquí. ¿Por qué? Hay un dicho que dice que puedes llevar el caballo al agua, pero no puedes obligarle a tomarla. Esa es para mí la situación.